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- Subtitulo: POR EL CAMPO
- Número de Edición: 322
- Mes / Año: OCTUBRE 2020
- Autores: J. DEL MORAL DE LA VEGA
Cuentan una anécdota simpática del conde de Romanones ocurrida en aquel Madrid de señoritos y violeteras de principios de siglo. La ciudad tenía organizado un servicio de serenos encargados de vigilar durante la noche las casas de los distintos barrios, entre cuyas funciones estaba la de custodiar las llaves de las casas y abrir la puerta a sus dueños cuando estos, a la voz de: –¡Sereno! – los llamaban. Un servicio que se mantenía gracias a las propinas más o menos generosas que daban los propietarios. Una noche, el conde de Romanones, después de requerir a su sereno para que le abriera el portalón de su casa, rebuscó en el bolsillo de su chaleco unas monedas y se las alargó al vigilante que, al tacto, comprobó que ellas no eran más que unos pocos ochavos, por lo que, en voz baja, pero no tanto para que don Álvaro lo pudiera oír, dijo: –¡Hay que ver, el hijo del conde es más espléndido que su padre!– A lo que el conde, con la viveza que le caracterizaba respondió: –Es natural, buen hombre. Es que mi hijo tiene un padre rico.