La bacteria Xylella fastidiosa puede ocasionar enfermedades letales en muchas especies vegetales, algunas de ellas empleadas como ornamentales en parques y jardines. Supone una grave amenaza para los espacios verdes en Europa, ya que puede infectar a casi seiscientas especies vegetales, siendo muchas de ellas plantas ornamentales. Además, desde que se detectó en Italia en 2013 infectando olivo, ha sido motivo de alarma en todo el sur de Europa, y al mismo tiempo se ha ido encontrando en viveros y en muchas plantas ornamentales importadas. Un ejemplo de planta ornamental muy susceptible a X. fastidiosa es Polygala myrtifolia, donde llegó a detectarse en un invernadero de Almería en 2018. Además, varias especies muy extendidas en España y adaptadas al clima mediterráneo como lavanda, romero, genista o adelfa son muy susceptibles a X. fastidiosa. Ello supone una seria amenaza para los espacios verdes puesto que los insectos vectores de la bacteria están ampliamente distribuidos por casi toda España y pueden dispersar la bacteria con relativa facilidad. A diferencia de lo que suele ocurrir con los virus fitopatógenos transmitidos por insectos, esta bacteria se transmite con baja eficacia por cigarrillas (suborden Cicadomorpha) que se alimentan exclusivamente del xilema.
La bacteria Xylella fastidiosa produce una serie de enfermedades en cultivos leñosos que en ocasiones pueden ser muy graves, como ha ocurrido en los últimos años con el síndrome del decaimiento súbito del olivo (CoDiRO) en el sur de Italia (Martelli y col., 2015). Esta bacteria era bien conocida en América desde hace mas de cien años, causando enfermedades graves como Pierce Disease (PD) en viñedos de California o más recientemente la clorosis variegada de los cítricos (CVC) en Brasil. Aparentemente no había causado problemas en Europa hasta el año 2013. Sin embargo, parece que la bacteria lleva conviviendo con nosotros desde hace décadas afectando a almendros en las Islas Baleares, pero pasó desapercibida en toda Europa hasta que no empezaron a intensificarse las prospecciones. En 2016, la bacteria fue detectada en viveros en Manacor (Mallorca) y poco después en la Península, en la región de Guadalest-Benimantell (Alicante).