Si debemos hacer un resumen de la gestión de la sanidad vegetal en viveros en la actualidad, la palabra ‘dinámica’ sería reflejo del momento por el que está atravesando el sector de viveros. Sanidad Vegetal es un concepto muy amplio y si debemos entendernos de forma correcta, nuestra obligación es tener en cuenta que abarca desde la documentación que debe acompañar a todo material vegetal, los medios de transporte y logística, las diferentes certificaciones que hoy en día exige el cliente, el personal técnico responsable de tomar todas las decisiones sobre el cultivo, el personal auxiliar de producción, peones y personal administrativo, todos estos aspectos deben tenerse en cuenta cuando hablamos de sanidad vegetal en viveros, a los que debemos incluir en la lista cada una de las especies vegetales que se pueden cultivar y comercializar a nivel nacional o internacional.
Si nos centramos en la producción del cultivo y su estado fitosanitario, son muchos los factores que intervienen a la hora de programar la sanidad vegetal. Aunque pensemos que nos encontramos en un sector donde el viverista decide cómo quiere cultivar sus plantas, la realidad no es esa; en este caso, el empresario tiene muy limitada su actuación o intervención a la hora de decidir porque su cliente final es quien le exige unos requisitos que debe cumplir al margen de que la planta se ofrezca en perfectas condiciones fitosanitarias o estéticas.
Si nos encontramos en un vivero de planta ornamental cuyo mercado es nacional, tenemos a nuestra disposición todos los productos fitosanitarios autorizados para nuestro cultivo y las plagas y enfermedades que puedan afectarnos, con lo que resulta más sencillo establecer estrategias de prevención y control de plagas y enfermedades, a pesar de que durante los últimos años se han eliminado muchos productos que resultaban muy eficaces.
Si nos encontramos en un vivero de planta ornamental cuyo mercado es internacional y las plantas van destinadas a grandes líneas de supermercado, es necesario cumplir todos sus requisitos con respecto a la estética de la planta y al uso de productos fitosanitarios, limitando muchas veces la cantidad de productos por planta y prohibiendo el uso de algunas materias activas por ser perjudiciales para los insectos polinizadores. En ambos casos es necesario poner en marcha alternativas al uso de productos fitosanitarios: en el mercado nacional porque cada vez disponemos de menos materias activas autorizadas, y en el mercado internacional por la limitación de uso de materias activas aunque estén autorizadas.