Durante los últimos cuatro años, Koppert ha desarrollado un exitoso proceso para la implantación de una estrategia integral de control biológico de plagas en la Ciudad Deportiva del Real Madrid, situada en Valdebebas (Madrid). El trabajo comenzó desde un punto de partida dominado por los tratamientos convencionales con agroquímicos, aunque progresivamente se fue evolucionando hacia un control muy eficaz basado en el uso preventivo de fauna auxiliar contra las plagas detectadas en cada una de las especies vegetales presentes en las áreas verdes de la zona. Para el éxito del control biológico, ha sido fundamental la toma de datos inicial para determinar con exactitud los retos a superar, pero también identificar las plagas y llegar a conocer las fechas de suelta más adecuadas para cada caso. El control biológico es actualmente una herramienta de manejo diario por parte del personal de jardinería, que recibe formación y apoyo técnico permanente desde el departamento técnico de Koppert.
El control biológico de plagas y enfermedades es actualmente una realidad consolidada en la agricultura y cada vez más presente en la gestión de parques, jardines y zonas verdes. Desde hace años, la sociedad valora el cuidado del medio ambiente y los consumidores están muy mentalizados sobre la seguridad alimentaria. Las grandes cadenas de supermercados, para dar respuesta a las exigencias de los consumidores, han ejercido una fuerte influencia en los productores para que poco a poco se cambie la forma de producir alimentos para garantizar su salubridad y la ausencia de residuos que tienen un efecto perjudicial en la salud. Por otra parte, la Comisión Europea inició hace ya unos años un proceso imparable para retirar del mercado aquellas materias activas presentes en la formulación de los plaguicidas más utilizados, al demostrarse que su uso intensivo genera resistencias en las plagas y también efectos dañinos en la salud de las personas, en la fauna, en las plantas y en el medio ambiente. El cambio de paradigma que ya se ha consolidado en la producción de alimentos ahora se implanta progresivamente en la gestión de las áreas verdes, mediante la incorporación de soluciones biológicas que abarcan un espectro muy amplio: sueltas de enemigos naturales que depredan o parasitan a las plagas, microorganismos beneficiosos para protección frente a enfermedades de suelo, feromonas y atrayentes sexuales o dispositivos de trampeo, por citar algunas.
La puesta en marcha de una estrategia de control biológico de plagas supone un interesante reto que consiste en reproducir las reglas de juego de la propia naturaleza, buscando el equilibrio entre las poblaciones de plagas y los enemigos naturales. Además de un reto técnico, comenzar a trabajar con las técnicas de control biológico supone al mismo tiempo un reto mental, ya que se necesitan nuevos criterios para la organización del trabajo y, sobre todo, tener paciencia. La naturaleza es sabia pero requiere su tiempo, y en el control biológico las prisas son malas consejeras. De ahí, la enorme importancia de trabajar la faceta preventiva más que la curativa para beneficiarse de resultados óptimos sostenidos durante todo el año.
La ventaja más importante del control biológico es que la planta no sufre a consecuencia de los tratamientos (menos fitotoxicidad y estrés) y se evitan los problemas de generación de resistencias, que son habituales por el uso intensivo de agroquímicos. Otra ventaja importante es que el control biológico dura todo el cultivo gracias a la eficacia de los enemigos naturales, se reduce el impacto ambiental y se fomenta un entorno ambiental equilibrado. Para obtener estas ventajas, las dos acciones fundamentales son el monitoreo y la suelta temprana de organismos antagonistas de las plagas.