La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) y el Centro Superior de Investigaciones Científicas están analizando las oportunidades y dificultades que aporta el intercultivo de leguminosas y cereales en el proyecto internacional Leguminose, coordinado por la Universidad de Florencia, y que se desarrollará durante los próximos cuatro años.
La sede de UPA en Madrid acogió una jornada de trabajo con agricultores, expertos e investigadores en la que analizaron los puntos positivos y negativos que puede tener esta técnica basada en asociar cultivos. Entre los primeros, se mencionaron los beneficios para el cuidado del suelo y la lucha contra la erosión o la menor dependencia de los insumos; entre los negativos, los participantes en la jornada citaron la escasa pluviometría de España, lo que dificultaría esta técnica en secano, la salida comercial del producto una vez cosechado y la gestión de las malas hierbas. También mostraron dudas sobre la orientación del cultivo, para forraje o para grano, la elección de variedades y sus ciclos vegetativos y sobre la maquinaria necesaria para realizar las labores.
El proyecto Leguminose va a tratar de responder a dudas como las planteadas en esta jornada mediante seis experimentos en centros de investigación agraria –en el caso de España se realizará en Arganda del Rey (Madrid) con la mezcla de alfalfa y cebada– y en veinte fincas demostrativas por cada país participante. Trabajos que se desarrollarán durante las próximas campañas agrícolas.