Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), ha denunciado en un artículo de opinión la “hipocresía, la incoherencia, la inmoralidad y la estafa” de la Comisión Europea al pretender aumentar el umbral de tolerancia del triziclazol, una sustancia activa prohibida en la UE, al arroz importado de países terceros.
El Comité Permanente de Plantas, Animales, Alimentos y Piensos (SCoPAFF) no obtuvo la mayoría cualificada para sacar adelante el proyecto de texto de la Comisión que pretendía aumentar por nueve (del 0,01 mg/kg actual a 0,09) el aumento del Límite Máximo de Residuos del triciclazol, el fungicida más eficaz frente a la piricularia. La Comisión prevé acudir al Comité de Recursos, un órgano donde también necesitará alcanzar una mayoría cualificada para sacar adelante esta iniciativa.
Según detalla Aguado, la comisaria de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides, respondió, a una pregunta formulada por el europarlamentario del Partido Popular, Juan Ignacio Zoido, que “no se espera que la medida propuesta tenga un impacto negativo en la salud, ya que el nuevo LMR es seguro para los consumidores”. La comisaria también reconoce que este tipo de procedimientos tiene como objetivo principal “facilitar el comercio internacional”, que “no se requieren evaluaciones de impacto específicas” y que “no está prevista ninguna ayuda específica a los productores de la UE como consecuencia del nuevo LRM”.
La asociación agraria muestra su indignación por el hecho de que, si el uso del fungicida “es tan seguro y no perjudica a la salud”, solo se permita su uso fuera de la UE. “Si la excusa fuera su supuesto daño al medioambiente, ¿significa eso que a Bruselas le importa un bledo la contaminación que se genera fuera de Europa? ¿Acaso no sabe que hay un único planeta Tierra y que la contaminación que fomenta fuera acaba pasando factura al clima de Europa y de todo el mundo?”, pregunta Aguado.
Para el presidente de AVA-ASAJA, el propósito de la Comisión –“liderado por los países del centro y norte de Europa que no cultivan arroz”– no es otro que facilitar aún más la entrada de las importaciones, “aunque sus intereses comerciales pisoteen la reciprocidad en el mercado, la lucha contra el cambio climático, la preservación de parques naturales como La Albufera que dependen del cultivo del arroz y la soberanía alimentaria europea”.
“Cuando la Comisión, con el holandés Frans Timmermans a la cabeza, nos vengan con el Pacto Verde, culpabilizando a los agricultores y ganaderos europeos del efecto invernadero global, imponiéndonos una transición digital y verde imposible de cumplir, acuérdense del triciclazol. Porque ejemplifica la hipocresía, la incoherencia, la inmoralidad y la estafa de esta Comisión Europea que, una vez más, perjudica a los agricultores europeos”, concluye Aguado.