ASAJA Alicante ha aprovechado la publicación de la decimoctava actualización de la situación de la Xylella fastidiosa en la Comunidad Valenciana para arremeter contra la gestión de la Generalitat Valenciana, que solo ha dejado “devastación, desolación y abandono”, y volver a reclamar el cambio a una estrategia de contención, como en los brotes de Baleares y el sur de Italia. Una decisión que depende de la aprobación de la Comisión Europea.
“187.400 almendros arrancados, 2.620 hectáreas arrasadas, lo que se traduce en cientos de agricultores a los que les han quitado su actividad, para unos complementaria, para otros, principal fuente de ingresos, pero, para la mayoría, con gran valor sentimental, puesto que la figura del pequeño agricultor y una arraigada tradición familiar son las principales señas de identidad de los pueblos afectados”. Así resume la asociación la “errática e impositiva política que ha llevado a cabo la Conselleria de Agricultura desde que se detectase el primer brote de Xylella fastidiosa en 2017, basada en la destrucción y la tala masiva de almendros”.
La situación en el brote de Alicante es de 22 especies vegetales infectadas, de las cuales tres pertenecen a cultivos permanentes (almendro, ciruelo y albaricoquero). El resto son del medio natural, lo que para Tere Alemany, técnico de ASAJA Alicante en la zona de la Montaña de Alicante, supone que “después de cinco años y medio de la primera detección, la bacteria ya está ampliamente establecida en la zona demarcada y no es posible su erradicación porque, por mucho que talen almendros, no pueden arrasar toda la masa forestal infectada que hay en el monte”.
La organización agraria ha reclamado “incansablemente” la transición a una estrategia de contención, “la convivencia con la enfermedad y la investigación de variedades tolerantes”. Asegura que la erradicación es una estrategia fallida desde su origen. “Invito a cualquier ciudadano a que visite pueblos como Tárbena, Alcalalí, Balones… arrasados por las trituradoras de Tragsa que envía Conselleria. Verán que lo único que han conseguido erradicar es la agricultura y el paisaje de la zona. Se han cargado la agricultura de secano de las tres comarcas alicantinas afectadas por Xylella y ha sido peor el remedio que la enfermedad, causando un daño irreparable”, denuncia el secretario técnico de ASAJA Alicante, Ramón Espinosa.
ASAJA critica que en la estrategia de lucha para combatir el patógeno se hayan arrancado multitud de almendros sanos que “perfectamente podrían haber convivido” con las medidas de contención. “Pero no, han preferido sacrificar a Alicante para que, por todos los medios, la plaga no llegara a Valencia y, como siempre, cuando no tienen justificación alguna por el daño que han hecho a estos pueblos y sus ciudadanos, se escudan en Bruselas. Todo se hace porque obliga Bruselas, cuando saben que se podría haber luchado por la contención, como la llevan aplicando años en otros territorios como Italia”, declara Espinosa, que también critica “el afán de Conselleria de aparentar que se hace algo ante los ojos de Bruselas, a sabiendas de que no es efectivo”.
La asociación también denuncia “la opacidad y falta de transparencia en lo que se refiere a todo el trámite administrativo”, así como el “tono amenazante” que la Conselleria ha aplicado durante todo el proceso con los afectados a través de las cartas enviadas desde Sanidad Vegetal para comunicar la presencia de árboles enfermos en la parcela del destinatario e instar a tratar los almendros y a arrancarlos, con castigo de multa de hasta 3.000.000 euros si no se hacía. “Muchos de los afectados son personas mayores que han vivido este asunto con gran impotencia, ansiedad y miedo, sobre todo cuando recibían las cartas de Sanidad Vegetal con el mensaje de multa de miles de euros si no arrancaban sus parcelas”, lamenta el secretario de ASAJA.
Otro de los aspectos que critica la organización agraria es que las indemnizaciones son bajas y su pago se ha demorado tanto que perdían el objetivo para el que fueron diseñadas. “Hace unos días que la consellera de Agricultura, Isaura Navarro, comunicaba al sector la decisión de realizar un estudio para aumentar la cuantía de las mismas por considerarlas insuficientes, aunque sin efecto retroactivo. Asimismo, se debería agilizar más el pago de las indemnizaciones. No se puede entender que una solicitud presentada en el 2021, que en agosto del 2022 ya se sabe el importe que le corresponde, hasta enero de 2023 no reciba la resolución, diciéndole que en tres meses cobrará”, detalla Fran Molines, de la plataforma de afectados por la Xylella, AXFA.
Asimismo, ASAJA denuncia el “fracaso de la replantación” por el poco atractivo de las especies autorizadas para ello, bien por su poca rentabilidad, porque necesitan tierras de regadío, porque no son óptimas para la zona por la complicada orografía del terreno o porque mucha de la población que gestionaba los almendros son personas mayores que, una vez arrancados sus árboles, solo se plantean el abandono, no el inicio de nuevos proyectos. “Las ayudas de replantación han resultado un fracaso a la vista de los resultados. Se han aprobado cincuenta expedientes con un importe de 83.930,36 euros, cuando la convocatoria era de 500.000€. Desde luego, no han sido bien planteadas, teniendo en cuenta que la mano de obra propia no es subvencionable (quizá habría que plantearse la posibilidad de que dicha replantación lo asumiese la Administración de la misma manera que asume la destrucción) y no entraba el 100% de la inversión, sólo el 80%”, denuncia el presidente de ASAJA Alicante, José Vicente Andreu.