Un equipo del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio), centro mixto de la Universitat de València y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), desarrolla un sensor portátil que ayudará a detectar la enfermedad de la podredumbre gris de la vid, provocada por el hongo Botrytis cinerea. Este trabajo trata de simplificar la detección temprana de estas infecciones antes de que aparezcan los primeros síntomas para disminuir así tanto los costes económicos, por la merma en la producción, como la aplicación reiterada de tratamientos fitosanitarios preventivos.
El proyecto, coordinado por el investigador Gustavo Gómez, se denomina Botvid-Sensor: Desarrollo de un sensor portátil para la detección temprana de Botrytis cinerea en el viñedo y propone el desarrollo y optimización de la tecnología fluídica en papel con el fin de detectar la presencia del hongo mediante sondas específicas de ácidos ribonucleicos (ARNs), a modo de marcadores de la enfermedad. Para ello, se emplearán extractos obtenidos a partir de hojas o racimos de vid. La producción del prototipo también implica el desarrollo del resto de los componentes del kit de diagnóstico. “La tecnología desarrollada en este proyecto va a permitir a los agricultores detectar la infección antes de que esta se manifieste, cuando los tratamientos son más efectivos, y ayudará a reducir la inversión en tratamientos preventivos. Además, incrementará la efectividad de los tratamientos con agentes de biocontrol y bioestimulantes, lo que se traducirá en un aumento de su competitividad, tanto en precio como en resultados, frente a los productos de síntesis. La puesta en marcha de este nuevo sistema favorecerá la implementación de producciones ecológicas”, subraya Gustavo Gómez.
Botvid-Sensor se desarrolla gracias a un consorcio coordinado por el I2SysBio, con la participación de la empresa de agrobiotecnología Valgenetics S.L. –en el Parc Científic de la Universitat de València–, el Instituto Agroforestal Mediterráneo (IAM) de la Universitat Politècnica de València (UPV) y La Unió de Llauradors i Ramaders. El proyecto cuenta con financiación de la Agència Valenciana de la Innovació para el periodo 2022-2024.