Navarra ha registrado la campaña cerealista más productiva de su historia en cuanto a rendimientos por superficie, según los datos de INTIA. La cosecha alcanza un total de 930.000 toneladas, un 41% más que el año pasado, lo que convierte esta campaña en la segunda por producción total de grano recolectado, por detrás del récord registrado en 2016.

El promedio de productividad registrado en cuanto a trigo ha sido de 5.546 kg/ha, frente a una media de 4.664 kg/ha de la última década, y de 4.897 kg/ha en cebada, frente a una media de los últimos diez años de 3.857 kg/ha.

Esta excelente cosecha viene precedida de una tendencia negativa registrada en los últimos años, con rendimientos que en la campaña pasada apenas superaron los 3.000 kg/ha y las 663.000 toneladas de grano recolectado.

INTIA recopila anualmente los resultados aportados por las cooperativas. Este año se ha llegado a recoger información de más del 90% de la superficie cerealista de Navarra. Prácticamente todas las zonas la Comunidad han obtenido muy buenos resultados, sobre todo en la Zona Media de Navarra, donde se han superado con creces las mejores productividades obtenidas con anterioridad, al alcanzar más de 5.500 kg/ha de rendimiento medio del cereal en secano, datos más propios de las zonas frescas de la Baja Montaña.

En esta campaña, la zona más penalizada ha sido la zona nororiental, “donde las malas condiciones del inicio de campaña, con precipitaciones que provocaron malas y tardías siembras, no consiguieron recuperarse con la buena climatología del resto de año”, según Jesús Goñi, coordinador de Experimentación Agrícola de INTIA.

El centro de investigación navarro destaca que ha sido un año sano, con escasa incidencia de enfermedades en cebada de invierno, donde se han detectado ataques de ramularia a final de ciclo. En cambio, la cebada de primavera, como es habitual, ha mostrado una mayor sensibilidad a enfermedades como helmintosporium y rynchosporium. En trigo, ha destacado la aparición temprana de roya parda, principal patología del cultivo en esta campaña. En cuanto a plagas, la presencia de zabro (Zabrus tenebrioides) o pulgones ha sido inferior a las campañas precedentes.

Si la anterior campaña se caracterizó por un incremento notable de parcelas de leguminosas por la puesta en marcha de los eco-esquemas de la PAC, especialmente de guisante, este año el incremento se ha seguido consolidando. Además, esta campaña ha sido la que más superficie de cultivos alternativos se ha sembrado en el último siglo.

Esta campaña ha sido la que más superficie de cultivos alternativos se ha sembrado en el último siglo

La superficie ocupada por el trigo continúa siendo la mayor, con casi 80.000 ha sembradas, seguida de la de cebada, con casi 70.000 ha. La superficie total de cultivos cerealistas (trigo, cebada, avena, colza, girasol, guisante, haba y veza) se ha mantenido prácticamente estable en la Comunidad Foral, con 190.000 hectáreas. En el plano varietal, Filón sigue siendo el trigo más sembrado, con un 60% de la superficie de este cultivo, mientras que en cebada, Saratoga ha desbancado a Meseta como la variedad más sembrada con un 32%.

El consejero de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, Jose Mari Aierdi, y la directora gerente de INTIA, Natalia Bellostas, dieron a conocer estos resultados en la jornada de presentación de los resultados de ensayos en cultivos extensivos celebrada en Olite, y a la que acudieron más de un centenar de personas. “La excelente campaña de este año supone un espaldarazo al trabajo que se ha hecho y una tranquilidad para el sector a la espera de cómo se comporten los precios en un escenario de incertidumbre por los cambios reglamentarios”, valoró Aierdi. El consejero añadió que “alcanzar estos datos de producción no es casualidad, en Navarra se están haciendo las cosas bien porque hay una estructura productiva consolidada de años, por el trabajo de las cooperativas y del sector y también por el respaldo y el trabajo de campo de INTIA”.

En esta jornada también se presentaron los resultados de los ensayos de experimentación desarrollados en las diferentes zonas agroclimáticas de Navarra a lo largo del año. A través de un convenio con el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, y dentro del proyecto LIFE NAdapta, se analizan más de trescientas variedades de los diferentes cultivos: trigo, cebada, avena, colza y leguminosas. “Cada año, vamos probando las variedades ante diferentes condiciones climáticas, por lo que, al cabo de tres campañas, cada variedad ha estado sometida a distintas situaciones, lo que nos permite ver su adaptabilidad climática”, explicó Goñi.