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Subtitulo:
Opinión
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Número de Edición:
191
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Mes / Año:
Agosto/Septiembre 2007
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Autores:
Leopoldo Arribas - Miembro de APAE
Hay que salir del bache, como forma capaz de generar algo de ilusión en el sector citrícola. Los tres años o campañas pasadas en situación precaria han de darse por finiquitados.
Mucho depende de lo que se haga a tiempo, si es que hemos pasado el bache. Cierto es que no era necesaria tantísima inversión en los cítricos. Pero ahí están los 50.000.000 de plantones salidos de los viveros oficiales y algunos miles más de los otros pesando y haciendo agonizar al conjunto del sector. ¿Es qué la libertad de comercio puede y debe llegar a tales puntos de error? Porque cuando piensas en la situación al punto que se ha llegado, y como existen quienes se aprovechan de ella, dudas del sentido de ciertas leyes. También es verdad que no todos han liquidado las navelinas y navels como lo han hecho ese pequeño grupo existente en todas las actividades que parten del concepto supremo de "que hay que aprovechar las ocasiones que las pintan calvas".
Y el peligro revolotea en torno del campo. Que existan quienes sus precauciones sean las de abandonar la actividad no es nada agradable, dados los años que llevan en el pescante, pero el mayor peligro es el que puede derivarse de restarle lo que la tierra y el arbolado precisan para producir bien, en condiciones cuantitativas y cualitativas, ¿por qué se puede estar así otra campaña y sin esperanzas? Naturalmente, no todos aprovechan la ocasión, pero el silencio es la tónica.
Los que no saben, son los que provocan situaciones fuera de razón y control.
Esto es lo sucedido con se dinero llegado al campo de aluvión, cuando no es preciso tomar las precauciones de antaño para poder producir en condiciones, además, al poder hacerlo con el gota a gota, que unido a la llegada de esos fondos, son los desechos que han llevado a la situación que se atraviesa.
¿No sería lógico la existencia de unas determinadas condiciones que debieran existir para evitar la ruina de un sector que es algo más que una cuestión de invertir para obtener beneficios, por ser una cultura del buen hacer.
En todas las actividades humanas hay buenos, regulares y malos ejercientes de su actividad. Pero en esta en la que está abierta para todos los que dispongan de lo necesario en orden a inversión, es mucho más fácil provocar situaciones como la que se está viviendo.
Y a la vez, ¿no sería alentador que aquellos que han recibido por su aportación en fruta condiciones no abusivas lo dijeran a voz en grito? ¿O es que todos están en igualdad de situación, algo que no es posible creer?
En realidad, el titular de mi amigo Vicente Lladró de que LA CITRICULTURA FUE DEMASIADO FÁCIL, es una realidad plena. Pero, naturalmente, nadie protesta por ello, y con poca extensión de propiedad y menos preocupación se daba carrera a la familia y se vivía bien. Nadie, pues, podemos hurtarnos de responsabilidades, incluidos los que llevamos mucho tiempo opinando sobre esto y aquello en el sector citrícola, y en el conjunto de la agricultura, aunque una parte de ella vaya bien.
De cualquier modo, algo, y aún algos, que decía Cervantes, será preciso hacer, para dejar las cosas en su sitio normal y lógico, como una actividad más. Pero, realmente, es difícil.