Dactylopius opuntiae (Cockerell)(Hemiptera: Dactylopiidae) es una plaga de la chumbera (Opuntia ficus-indica), que se detectó en España en 2007. Desde entonces, se ha extendido muy rápido por todo el sur-levante español provocando daños muy graves. La chumbera está considerada especie invasora en España, pero continúa manteniendo un importante valor socio-económico y paisajístico en numerosas zonas rurales donde se distribuye. Actualmente, no se conocen agentes de control biológico que pudieran ser efectivos bajo las condiciones ambientales de las zonas áridas costeras de la península ibérica. Por otro lado, hay una colección de varias chumberas caracterizadas morfológica y genéticamente, con distinta procedencia en la provincia de Almería.
El hombre va descubriendo muy despacio, y a tientas, la naturaleza y los fenómenos que ocurren en ella, y cuando comprobamos el origen de esos conocimientos vemos que muchos eran pura superchería, aunque desde ellos hemos podido llegar hasta aquí, y si hoy no tienen valor científico, desde un punto de vista literario son, cuando menos, entrañables.
La Federación de Cooperativas Agroalimentarias de la Comunidad Valenciana celebra el aniversario del modelo que impulsó para favorecer la modernización y profesionalización de la agricultura valenciana, un referente a nivel nacional, con la incertidumbre de un complicado relevo generacional. Se trata de un ejemplo único en España. Mientras en el resto de Comunidades, el seguimiento y apoyo del trabajo lo ejerce exclusivamente la administración, con escasa participación del sector privado, y son los servicios de sanidad vegetal los que marcan las directrices técnicas, en la Comunidad Valenciana, las Administración y la Federación trabajan conjuntamente para diseñar cada año el plan de actuación, y es la segunda la encargada de ejecutar las acciones, ejercer de correa de transmisión y servir de nexo de unión entre la producción primaria y la Administración.
El Salón de Actos de la Escola Tècnica Superior d’Enginyeria Agrària de la Universitat de Lleida conmemoró el décimo aniversario del Máster de Protección Integrada de Cultivos (PIC) con un acto al que asistieron unas setenta personas y sirvió para reivindicar la especialización profesional en esta disciplina. Intervinieron en la celebración, con varios discursos, el coordinador del Máster, Xavier Pons, antiguos estudiantes y representantes de empresas. Finalmente, el profesor Rafael Jiménez Díaz, catedrático emérito de Patología Vegetal de la Universidad de Córdoba, pronunció la conferencia de clausura.
Sin duda, lo más destacable en materia de sanidad vegetal en las Islas Baleares durante el año 2017 han sido las numerosas detecciones de Xylella fastidiosa. Tras el primer caso detectado a finales de 2016 en tres plantas de cerezo en Mallorca, se sucedieron nuevos positivos no sólo en Mallorca, sino también en Menorca e Ibiza, llegando a finales de 2017 (20/12/2017) a 615 casos positivos. Hasta ahora, se han encontrado 18 especies.
La escasez de precipitaciones de los últimos meses del año anterior, que se mantuvo a lo largo de las primeras semanas de 2017, se interrumpió en febrero con un fuerte temporal acompañado de lluvias, que persistieron durante el mes de marzo, con medias superiores a lo normal para este mes. Poco duraría esta tendencia, ya que abril fue extraordinariamente seco, así como ocurrió el resto del año, salvo diciembre, que volvió a dejarnos precipitaciones con valores cercanos a lo normal.
El control biológico es un proceso por el cual se reduce la presencia e incidencia de las plagas en los cultivos a través de la acción de organismos beneficiosos, los cuales depredan, parasitan o infectan a los organismos nocivos. Una banda florida es una formación vegetal lineal que se ubica junto al cultivo y que está compuesta por varias especies con una gran capacidad de producir flores. Su finalidad es atraer y aportar alimento a los insectos polinizadores, depredadores y parasitoides con el objetivo de conseguir una mejor polinización y potenciar el control biológico de plagas en los cultivos próximos.
El consumo de agrotextiles, en general, y de mallas antiinsectos, en particular, se incrementa año tras año debido a los beneficios que se obtienen de las múltiples aplicaciones a las que se destinan. Desde que, hace unas décadas, las mallas antinsectos comenzaran a utilizarse como método físico de protección de cultivos su diseño ha evolucionado dando lugar a la confección de tejidos cada vez más tupidos para combatir a plagas de insectos voladores de dimensiones muy reducidas, como es el caso de la mosca blanca Bemisia tabaci.
El muestreo es un elemento esencial en la gestión integrada de plagas, también en espacios verdes urbanos (EVU). A partir de la experiencia de diversos años en gestión de plagas, en el presente artículo se expone cómo se puede hacer el muestreo de forma sencilla para el caso de pulgones y otros homópteros que suelen causar problemas en las áreas verdes. Se hace hincapié en el uso del muestreo en clases de abundancia o grados de infestación, cuya aplicación es simple, barata y rápida para obtener información de la abundancia de una determinada plaga y permite tomar decisiones de forma casi inmediata.
La endoterapia en España ha conseguido situarse como una técnica de aplicación normalizada, conocida y empleada por los profesionales del sector de las áreas verdes. Sin embargo hasta ahora, se ha circunscrito básicamente a dos plagas: picudo rojo de la palmera y procesionaria del pino, y su uso con dos fitosanitarios: imidacloprid y abamectina. El presente y futuro de la endoterapia pasa por conseguir ampliar el abanico de opciones tanto de fitosanitarios como de plagas y enfermedades con posibilidad de tratamiento mediante esta técnica.
La agricultura es una de las ocupaciones más peligrosas. También en España. En su resumen de resultados en 2016 sobre Estadísticas de accidentes de trabajo, el Ministerio de Empleo y Seguridad Social indica que el número de accidentes por cada 100.000 trabajadores en el sector agrario es claramente superior al de la media y se resiste a descender en la evolución desde el año 2006. El número de accidentes mortales por cada 100.000 trabajadores ha pasado de 9,35 en 2006 a 10,24 en 2016, superando la siniestralidad de otros sectores, incluyendo la de la construcción. En 2017 se habían registrado hasta el mes de septiembre 51 accidentes mortales en accidentes de trabajo del sector agrario, con un ligero descenso respecto a los 53 fallecidos en las mismas fechas de 2016.
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