La mancha negra, que en 2019 se detectó por primera vez en Túnez, se ha extendido por numerosas zonas citrícolas del país magrebí, sobre todo en la principal zona productora de limón.

Un artículo científico recientemente publicado en la revista Journal of Phytopathology confirma que, un lustro después de aquella aparición, la enfermedad causada por el hongo Phyllosticta citricarpa está muy extendida en las áreas citrícolas de Túnez. Recoge los resultados del estudio promovido por las autoridades tunecinas para conocer el alcance del foco. Así, se seleccionó medio centenar de huertos de cítricos (doce de naranjas y 38 de limones) situados en las gobernaciones de Nabeul, donde se detectó por primera vez, y de Susa. Se observaron síntomas de la mancha negra en 29 huertos de la primera zona y dos en la segunda. Los síntomas se observaron en frutos, ramitas y hojas en la región más afectada, Bou Argoub, la mayor zona productora de limón en Túnez, mientras que en otros lugares solo se percibieron síntomas en frutos y hojas. La Unidad de Micología del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, en colaboración con el Instituto Superior de Agronomía de Chott Mariem de Túnez, ya demostró la idoneidad climática de la cuenca mediterránea para el desarrollo de la mancha negra de los cítricos.

Este nuevo trabajo se publica después de que el Gobierno de Sudáfrica llamara a consultas en la Organización Mundial del Comercio a la Comisión Europea para cuestionar la normativa comunitaria que pretende evitar que las importaciones de cítricos procedentes de países como Sudáfrica puedan estar contaminadas por este hongo. A juicio de la presidenta del Comité de Gestión de Cítricos (CGC), Inmaculada Sanfeliu, “evidencia la necesidad de mantener e incluso reforzar estas medidas de control –basadas en tratamientos fungicidas e inspecciones en origen- así como la falta de credibilidad científica de los exportadores de este país y de sus autoridades”.

El IVIA ya demostró la idoneidad climática de la cuenca mediterránea para el desarrollo de la enfermedad

Las conclusiones del estudio ratifican los sucesivos dictámenes elaborados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), presentados en 2008, 2014 y revisados en 2018, que son la base científica que la Comisión utiliza para defender la normativa europea actual. En este artículo, se reafirma que no existe ningún caso exitoso de erradicación de la mancha negra tras su introducción. En los países afectados, son necesarios entre cuatro y seis tratamientos fungicidas al año para obtener un control aceptable de la enfermedad, algo que en el caso de la UE sería “un objetivo casi imposible”, según el CGC. El trabajo revela que en las parcelas donde no se ha tratado con fungicidas, los daños se elevan casi al 100% de la cosecha.

El récord de interceptaciones en recintos portuarios europeos registrado en los últimos tres años –que la Comisión ha confirmado que en 2023 se elevaron a 48, a 32 en 2022 y a 43 en 2021- ratificaría, a su vez, que “el problema no es la normativa, es su incumplimiento reiterado, que lo único que pretende Sudáfrica con su acción ante la OMC es evitar que la CE les exija recurrir a los fungicidas eficaces (y más caros) que ya deberían estar usando o que los envíos a la UE se realicen solo desde zonas exentas –como ya les exige EE UU- o incluso retrasar una posible decisión sobre un cierre automático cuando los problemas vuelvan a repetirse esta próxima campaña”, señala Sanfeliu.

Según cálculos de la EFSA, el impacto económico de una hipotética dispersión de la mancha negra en las zonas citrícolas comunitarias ascendería a 1.182 millones de euros. “¿Se hablará ahora en la Organización Mundial de Cítricos del riesgo para la citricultura mediterránea evidenciado en este estudio?; ¿Y para la producción de limón español, única producción española integrada en dicha organización y copromotora de la misma junto a Sudáfrica?”, se pregunta la presidenta del CGC.