A falta de registrar los datos de octubre, mes de especial intensidad comercial, Sudáfrica ya acumula 26 interceptaciones por la mancha negra hasta septiembre, a las que se añaden las seis de Zimbabue, cuya producción también está en manos de exportadores sudafricanos.

Con los siete rechazos registrados en los puertos europeos durante el pasado mes de septiembre, tres en naranjas, tres en limones y uno en mandarinas, ya son 26 los acumulados este año por causa de la presencia de este peligroso hongo en cítricos procedentes de Sudáfrica.

El número de interceptaciones recogido este año por Europhyt acredita que los problemas de los operadores de este país para controlar esta enfermedad no son algo coyuntural: desde 2021, considerando los datos de este año como provisionales –porque no recogen los del mes de octubre, que también es de una especial intensidad importadora—el país austral registra una media anual de 37 interceptaciones por este patógeno. A estas cifras cabría añadir, indirectamente, las de Zimbabue -otras seis este año-, país vecino cuyos principales productores y exportadores están integrados en la Citrus Growers Asociation of Southern Africa (CGA), asociación que representa a los exportadores de cítricos sudafricanos.

A juicio del Comité de Gestión de Cítricos (CGC) –la patronal que aglutina a los exportadores privados de cítricos de España- estas cifras son “inaceptables y disparan el riego de contagio a las plantaciones de la UE, porque ya sabemos que este patógeno, al contrario de lo que nos decían precisamente desde Sudáfrica, sí se adapta al clima mediterráneo, como lo demuestra su presencia en Túnez, donde se expande sin control desde su identificación en 2019”, denuncia Inmaculada Sanfeliu, presidenta del CGC, quien subraya que el panel solicitado en la Organización Mundial del Comercio (OMC) contra la UE se “ha deshinchado antes siquiera de convocarse”.

Al contrario de lo ocurrido en siete de las últimas once campañas de importación, la patronal sudafricana de los exportadores (CGA) no ha tomado en la presente temporada la decisión unilateral de suspender las importaciones de naranjas desde zonas declaradas con este patógeno. El CGC interpreta que la Comisión Europea no le ha obligado a adoptarla, “a pesar del elevadísimo número de interceptaciones”. En 2023 sí adoptaron tal medida y desde el 15 de septiembre, teóricamente, sólo exportaron desde áreas declaradas exentas, lo que no impidió que, en octubre de ese año se detectasen hasta doce partidas de naranjas infectadas. “El descrédito de Sudáfrica en materia de sanidad vegetal es absoluto, por lo que convendría que, antes de reclamar cuentas a la UE en la OMC, la CE pidiera explicaciones por tal irregularidad y comprobase si realmente están cumpliendo con lo exigido en la normativa comunitaria y están usando los fungicidas más eficientes contra la enfermedad. Igual confirman que no y que por ahorrarse los tratamientos con los productos más adecuados (y más caros) están poniendo en riesgo a nuestra citricultura”, advierte la responsable del CGC.

Desde 2021, el país austral registra una media anual de 37 rechazos por este patógeno

Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), el impacto económico de una hipotética propagación de la enfermedad en las zonas citrícolas europeas ascendería a 1.182 millones de euros.

La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) exige a las instituciones comunitarias que “cierren de una vez por todas las fronteras a las importaciones de cítricos sudafricanos por ser un país tercero que no quiere o no puede cumplir la seguridad fitosanitaria de sus envíos a Europa y, encima, tiene la desfachatez y la deslealtad de denunciar las medidas de control europeas, contra precisamente plagas y enfermedades como la mancha negra, ante la Organización Mundial del Comercio (OMC)”. En ese sentido, AVA-ASAJA reclama a la UE que “destine todos sus recursos disponibles a tumbar el panel abierto en el seno de la OMC por el inaceptable riesgo de contagio al que nos arrastra Sudáfrica”.

El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, afirmó que “la Comisión Europea presidida por Ursula Von der Leyen está obligada a actuar para proteger a sus ciudadanos -agricultores y consumidores- del intolerable riesgo fitosanitario que representan los cítricos de Sudáfrica. La Comisión Europea está para defender el campo y no para matarlo. Ya está bien de anteponer otros intereses comerciales. Lo primero debe ser la seguridad fitosanitaria. Y si un país tercero no es de fiar, porque nos trae muchas plagas y enfermedades que nosotros no tenemos, se le cierran las puertas. Y si, además, nos cuestiona y nos abre un panel en el seno de la OMC, cuando nuestras medidas de control son más benignas que la que les imponen otras potencias como Estados Unidos o Japón, se le considera como lo que es: un país tercero desleal”.

Por su parte, Carles Peris, secretario general de La Unió Llauradora, incide en que “Sudáfrica no garantiza la seguridad sanitaria de sus envíos y a pesar de sus presiones a la OMC debido a las mayores y justas exigencias por la UE, continúan sin controlar las plagas y enfermedades en sus cítricos, ya no solo en Sudáfrica, sino también en toda la zona a que se le suma Zimbabue”.