La decisión de la Unión Europea de prohibir el uso del mancozeb deja a la agricultura sin una herramienta clave para evitar la aparición de resistencias y alargar la vida útil de otros fungicidas más eficaces.
El mancozeb es importante para el control de determinadas enfermedades en numerosos cultivos: alternaria en cítricos; mildiu, podredumbre negra y phomopsis, en vid; monilia, en frutales de hueso; repilo, en olivo; la mancha foliar del caqui o mildiu en hortícolas. Al margen de su acción fungicida, sobre todo preventiva y resecante, y de utilidad en numerosos cultivos y sobre micosis especialmente agresivas, juega un papel esencial en las estrategias antirresistencias. En la actualidad, hay más de 120 registros con formulados de mancozeb en España.
Antonio Monserrat, científico del Equipo de Protección de Cultivos del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA), cree que su desaparición puede tener unas consecuencias nefastas: “Los fungicidas más específicos y eficaces suelen tener un alto riesgo de generar problemas de resistencias. Estos problemas se minimizan alternando en las aplicaciones, o incorporando en los formulados materias activas que, como el mancozeb, tienen un modo de acción menos específico o ‘multisitio’. Por ello, sumar esta nueva no renovación a la cascada de pérdidas de productos que ya se estaba produciendo puede tener enormes consecuencias, tanto las directas, como, especialmente, las indirectas, que se van a reflejar en un incremento en los problemas de resistencias, y por lo tanto de pérdidas de eficacias ‘de utilidad’ de otros fungicidas que van a quedar en el mercado”.
Para José Luis Ramos, Jefe de la Sección de Protección de Cultivos del Gobierno de La Rioja, “es una mala noticia que desaparezca”, ya que “se reducen significativamente los productos de contacto en mezclas con sistémicos o penetrantes para el control del mildiu, como el folpet, cuya renovación siempre está en la cuerda floja”.
Vicente Dalmau, jefe del Servicio de Sanidad Vegetal de la Comunidad Valenciana, recuerda que el mancozeb es un fungicida multidiana, clasificado por FRAC (Fungicide Resistance Action Committee) como de riesgo bajo y sin signos de desarrollo de resistencias, “lo que le confiere un carácter esencial en multitud de estrategias de control de enfermedades de nuestros cultivos. Sin obviar que siendo necesario y eficaz tiene un precio muy asequible para los productores, nada desdeñable en la actual situación tan extrema de crisis de precios”.
Dalmau reconoce que “durante la última década, sin la ayuda del mancozeb, los fungicidas monodiana no hubiesen podido controlar, con el paso de los años, enfermedades como la necrosis foliar del caqui (Plurivorosphaerella nawae)”. Precisamente, el caqui es uno de los cultivos que más puede acusar la pérdida de esta sustancia, tras el desarrollo de resistencias a estrobilurinas de Mycosphaerella nawae, hongo causante de la mancha foliar del caqui, según revelaron los análisis genéticos llevados a cabo por la Conselleria de Agricultura de la Comunidad Valenciana, lo que deja a los fungicidas triazoles como única alternativa de amplio espectro.
Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores AVA-ASAJA, lamenta que, “con las alternativas que hay ahora mismo sobre la mesa, los agricultores tendrán que emplear productos mucho más caros y que van a generar resistencias rápidamente”. Al igual que ocurre con otras materias activas no autorizadas en la Unión Europea, pero sí presentes en frutas y hortalizas importadas de terceros países, Aguado apunta a esta falta de reciprocidad como una evidencia de competencia desleal. “Suponemos que la Unión Europea no va a tolerar la entrada de producciones agrícolas procedentes de países terceros que presenten residuos de esta molécula ni de sus derivadas. Si es un peligro para el consumidor, debe estar terminantemente prohibido su uso en cualquier alimento, venga de donde venga”.