La aparición del pseudocóccido Phenacoccus solenopsis, plaga originaria de América, en plantaciones de tomate de Sicilia representa una amenaza potencial para los cultivos de solanáceas del Mediterráneo.
Phenacoccus solenopsis es un herbívoro muy polífago que se alimenta de la savia. Se ha observado en más de doscientas especies de plantas hospederas pertenecientes a aproximadamente sesenta familias botánicas, que incluyen la mayoría de las hortalizas de invernadero y las plantas ornamentales. Descrito por primera vez en Nuevo México (EE UU) a finales del siglo XIX, en las últimas décadas se ha expandido por América, Asia y África. Más recientemente ha aparecido en la cuenca mediterránea (Argelia, Creta, Chipre, Egipto, Israel, Turquía y Arabia Saudí), sobre todo en plantas silvestres y ornamentales, aunque en Israel y Egipto se ha convertido en una plaga importante en algunos campos de algodón y en invernaderos de pimiento y tomate.
En otoño de 2020 se descubrió su presencia en cultivos de solanáceas de Sicilia, punto de enlace en la cuenca mediterránea para la industria europea del tomate. “Su presencia suscita gran preocupación por el alto riesgo de propagación de la plaga en la cuenca norte del Mediterráneo. De hecho, esta zona representa una región idónea para el éxito biológico de las cochinillas invasoras debido a sus condiciones climáticas y su posición geográfica, como demuestra el establecimiento de muchas especies de Phenacoccus originarias de Sudamérica”, explica Michele Ricupero, de la Universidad de Catania, que acaba de publicar un artículo en Phytoma sobre esta plaga reciente en Italia.
Los análisis filogenéticos de los individuos capturados en Italia sugieren que estos podrían proceder de poblaciones asiáticas, aunque el origen de su introducción podría situarse en otros países mediterráneos con los que existe un intenso comercio.
Ricupero recomienda intensificar la vigilancia de la plaga, sobre todo para identificar sus plantas hospederas y su distribución actual en el lugar de detección y en las zonas cercanas. Este aspecto es particularmente importante porque P. solenopsis puede resistir la inanición, lo que aumenta las posibilidades de que sobreviva en materiales no vegetales y sea transportado con éxito a nuevas áreas. “Los estudios del ciclo vital de las plantas hospederas en diferentes circunstancias ambientales podrían ayudar a predecir la propagación en un territorio recién invadido. La especie puede seguir entrando en la zona de la Unión Europea a través de frutas, verduras, flores y plantas frescas importadas para su plantación. Por el contrario, el reglamento de la UE en vigor prohíbe la entrada de algunas plantas hospedadoras de P. solenopsis, aunque no establece requisitos específicos en relación con esta plaga” matiza el investigador italiano.
Respecto a los métodos de control de esta plaga, se han registrado más de cincuenta enemigos naturales que atacan a P. solenopsis en su amplia área de distribución, principalmente en Asia. Entre los parasitoides, el himenóptero Aenasius bambawalei es el agente de control biológico más prometedor en Asia, con hasta un 60% de parasitación en campo. Entre el grupo de depredadores de los coccinélidos, destaca el depredador Cryptolaemus montrouzieri, que se alimentó activamente de P. solenopsis en infestaciones de Italia. En cuanto al uso de semioquímicos, se ha demostrado que el 3-metilbutilo-2-enoato de metilo atrae a los machos. “No obstante, es necesario investigar otras aplicaciones para establecer estrategias de seguimiento y control de P. solenopsis”, sostiene Ricupero, que aconseja el uso de insecticidas de contacto en los primeros estadios inmaduros, “porque estos son muy móviles y más susceptibles, debido a la falta de secreciones cerosas”.
En algunos países, la plaga se controla rutinariamente con insecticidas convencionales, como organofosforados, neonicotinoides, piretroides y carbamatos. Sin embargo, en los últimos años han aparecido poblaciones resistentes a estos en la India y Pakistán.