Diaphorina citri, el insecto que transmite la bacteria más agresiva asociada al HLB, ya ha alcanzado territorio europeo: el psílido asiático de los cítricos fue localizado en un huerto de naranjas en Chipre, y posteriormente identificado por el laboratorio nacional de referencia. Su presencia supone una grave amenaza para la citricultura mediterránea, todavía no afectada por esta enfermedad devastadora.
La aparición de D. citri en Israel, en enero de 2022, ya confirmó que podía adaptarse al clima mediterráneo y que, tarde o temprano, alcanzaría suelo europeo. El otro vector conocido del HLB, Trioza erytreae, ya está en la península desde 2014, pero por el momento solo en las regiones atlánticas (Portugal y la cornisa cantábrica). Alberto Urbaneja, entomólogo del Centro de Protección Vegetal y Biotecnología del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, advierte de que el psílido asiático es mucho más peligroso. “Trioza está más adaptada a unos climas templados, mientras que Diaphorina puede adaptarse a un rango más amplio de temperaturas y humedades; en nuestras condiciones mediterráneas, se encuentra como pez en al agua, mientras que T. erytreae no se comporta tan agresivamente, y eso está relacionado con su capacidad como vector del HLB: si D. citri entrara aquí, sería una desgracia, mientras que Trioza erytreae no se reproduciría tan rápido”.
Si finalmente el psílido alcanzara la península, la primera herramienta para hacerle frente sería su parasitoide Tamarixia radiata. El Servicio de Sanidad Vegetal de la Comunidad Valenciana y el IVIA han trabajado para poder introducir esta avispilla en el caso de que apareciera el vector del HLB; no antes, porque es un parasitoide específico y no podría sobrevivir.
Su capacidad para reducir las poblaciones de D. citri en Brasil y Florida distan mucho de los excelentes resultados que ha cosechado en Canarias y la península Tamarixia dryi, parasitoide de T. erytreae, pero Urbaneja confía en que las características de la citricultura mediterránea, con un uso mucho más restringido de insecticidas, beneficien a este agente de control biológico. “Creo que la eficacia que podría tener T. radiata en nuestras condiciones sería mayor que la que tiene en Florida o Brasil. En California, donde la gestión de Diaphorina es distinta, con un manejo de hormigas y un uso suave de plaguicidas, el nivel de eficacia con T. radiata parece un poco mayor y da resultados esperanzadores, dentro de la gravedad del problema”, afirma el científico del IVIA, que ya anticipa que en la Unión Europea, el control químico será complicado, porque los insecticidas autorizados “son muy selectivos para ciertas plagas, pero ni mucho menos van a ser eficaces para controlar esta”.
El HLB está causado por tres especies de bacteria Candidatus Liberibacter. La asiática, transmitida por D. citri, es más agresiva que Ca. Liberibacter africanus, la que T. erytreae transmite de forma natural. Los síntomas de la enfermedad incluyen la aparición de manchas cloróticas en las hojas, deformaciones y reducción de tamaño en la fruta, además de un sabor agrio en su zumo. Esta enfermedad está causando grandes pérdidas en la producción de cítricos de Asia, América y África, pero por ahora no ha afectado las zonas productoras de los países mediterráneos y Australia.
En 2020, un estudio de la Universidad Jaume I del Castellón y la Universidad de Florida demostró que citrange Carrizo, uno de los patrones de cítricos más utilizados en la cuenca mediterránea, es extremadamente favorable para el desarrollo y la reproducción de D. citri, por lo que su introducción en la península podría tener consecuencias muy peligrosas para el cultivo. “La adaptación de este psílido a condiciones climáticas de diferentes partes del mundo y sobre distintos huéspedes indican que este insecto puede adaptarse fácilmente a las condiciones climáticas de la cuenca mediterránea. El establecimiento de este psílido en el Mediterráneo podría causar daños devastadores para la citricultura. Por ello, es necesario seguir trabajando sobre patrones alternativos e identificar nuevos patrones potencialmente resistentes a los vectores de la enfermedad del HLB, tanto a D. citri como a Trioza erytreae, y que puedan reemplazar al patrón susceptible citrange Carrizo, si fuese necesario”, aconsejaban los investigadores Pablo Urbaneja-Bernat, Daniel Carrillo y Josep A. Jaques en un artículo publicado en la revista Phytoma.
“La presencia en nuestro país de uno o peor, el riesgo cada vez mayor de tener los dos portadores del HLB, nos hace pensar que la llegada de la bacteria más temida, frente a la que no hay cura y que ha sido capaz de reducir a la práctica nada la citricultura de Florida y menguar de manera patente la de Brasil, podría ser sólo cuestión de tiempo”, señala la presidenta de la interprofesional citrícola española, Intercitrus, Inmaculada Sanfeliu. La organización reclama a las autoridades de las autonomías con producción de cítricos, al Gobierno y a la Comisión Europea que contribuyan a reforzar “de inmediato” las medidas de prevención y las líneas de investigación abiertas para la lucha biológica contra estos vectores, para la obtención de patrones o variedades resistentes o tolerantes a la enfermedad, así como los controles en campo para su detección precoz y los fijados en frontera para evitar su acceso.