Tras más de dos años sin detectar poblaciones de Trioza erytreae en el Alentejo y el Algarve, el gobierno portugués ha suprimido las zonas demarcadas más próximas a las plantaciones citrícolas de Huelva. Un éxito atribuible al programa de control biológico impulsado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias para evitar la dispersión del vector del HLB.

El Ministerio de Agricultura de Portugal ha actualizado las zonas demarcadas por la presencia de T. erytreae, que ya no incluyen los focos más meridionales, que se encontraban a menos de 120 km de las primeras plantaciones de Huelva, en Ayamonte. Un respiro para los citricultores, ya que el psílido sigue en la península, pero limita su presencia a la cornisa cantábrica y el centro y norte de Portugal. Se aleja, de este modo, el riesgo de que transmita la bacteria causante de la enfermedad más peligrosa para este cultivo.

La clave de esta contención la tiene una pequeña avispilla, Tamarixia dryi, el parasitoide específico de T. erytreae, que primero fue identificada en Sudáfrica y luego liberada en Tenerife, Galicia, Portugal, Asturias, Cantabria y el País Vasco. Las hembras de esta especie “ponen los huevos debajo de los psílidos, y cuando los huevos eclosionan su descendencia se come al psílido”, explica Alejandro Tena, investigador del IVIA que formó parte de la expedición que viajó a Sudáfrica para buscar posibles parasitoides de la plaga.

Tras identificar tres especies y seleccionar T. dryi, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación aprobó a finales de 2017 su importación. La cría se estableció en el ICIA, donde se comprobó su eficacia y especificidad. Posteriormente, se liberó en Tenerife, en verano de 2018, y consiguió no solo dispersarse por toda la isla, sino también por Gran Canaria, La Palma, La Gomera y El Hierro.

En Galicia, donde las sueltas comenzaron en otoño de 2019, ha sido capaz de dispersarse desde los puntos de las sueltas y alcanzar niveles de parasitismo muy altos. El IVIA cuenta con 78 parcelas de seguimiento en la comunidad gallega y en 2023 ya no había rastro de la plaga en ninguna de ellas.

El IVIA cuenta con 78 parcelas de seguimiento en Galicia, y en 2023 ya no había rastro de la plaga en ninguna de ellas

En 2021, tras constatarse la dispersión de T. erytreae por la cornisa cantábrica, se realizaron sueltas de T. dryi en Asturias, Cantabria y País Vasco, y un año después se localizó en parasitoide en Irún, a un centenar de kilómetros del punto de suelta más cercano. Tena, que subraya que “más que erradicar una plaga, que es prácticamente imposible, el objetivo del control biológico clásico es reducir las poblaciones hasta niveles muy bajos”, confirma que el año pasado, en más de medio centenar de puntos de seguimiento en estas comunidades, solo apareció en uno. Todos los parasitoides liberados en la península proceden del insectario que el Servicio de Sanidad y Producción Vegetal de la Xunta de Galicia tiene en Maceda (Ourense).

 A impedir la llegada del vector a la citricultura mediterránea también pueden influir las condiciones climáticas, lo que podría explicar la lentitud en dispersarse por el sur de Portugal, en contraste con la rapidez en hacerlo por el norte de la península, según el entomólogo del IVIA.

Un estudio del Instituto de Ciencias Agrarias del CSIC, cuyos resultados publicó Phytoma, ya demostró que T. erytreae se adapta mejor a las bajas temperaturas: a 30ºC se produce la desecación de huevos y primeros estados ninfales y, tras una exposición de tres días a 34ºC, más de la mitad de los adultos no consiguió sobrevivir.

El otro vector del HLB, Diaphorina citri, que ya ha alcanzado Israel y Chipre, se adapta mucho mejor al clima mediterráneo. Y de aparecer en la península, la bala de plata para hacerle frente adquiere la forma de otra avispilla: Tamarixia radiata. El IVIA lleva años colaborando con la Universidad de Florida y la Universidad de Riverside (California) en el estudio de este parasitoide y elaborando la documentación necesaria para anticiparse a la llegada del psílido.