Diaphorina citri, insecto vector de la bacteria más agresiva asociada a la enfermedad del Huanglongbing (HLB), ha sido detectado por primera vez en Israel. La llegada del psílido asiático de los cítricos a la cuenca mediterránea, junto a la expansión por la península de Trioza erytreae, el otro vector del HLB, supone una grave amenaza para la citricultura europea.
El foco de Diaphorina citri está en el Valle de Hefer, muy cerca de Netanya, una ciudad costera al norte de Tel Aviv con muchas plantaciones de naranjos y mandarinos. El Ministerio de Agricultura de Israel ha anunciado un plan de erradicación de la plaga que incluye el tratamiento con fitosanitarios en aproximadamente 75 hectáreas del área infectada durante todo el año y las prospecciones continuas en esa región y otras partes del país. El ministerio sospecha que la plaga tiene su origen en una introducción ilegal de plantas.
Marcelo Miranda (Fundecitrus, Brasil), Alberto Fereres (ICA-CSIC), Ofir Bahar (Volcani, Israel) y Leandro Peña (IBMCP-CSIC), investigadores que participan en el proyecto internacional Pre-HLB, dedicado a la prevención y control de dicha enfermedad, están colaborando con las autoridades fitosanitarias de Israel para controlar la plaga. “El foco inicial se localizó en julio de 2021 y la aplicación de tratamientos insecticidas parece que consiguió controlar el foco a fecha de noviembre. La llegada del invierno también contribuyó a reducir la población de insectos, que es posible que vuelva a multiplicarse al comienzo de la primavera. Aunque en ninguno de los insectos se encontró presencia de bacteria asociada al HLB, debemos estar alerta por las características de un vector capaz de volar un kilómetro por semana (y más en zonas ventosas), y porque en la primera detección ya se encontraron adultos y todos los estados de desarrollo del insecto. Esto nos lleva a pensar que se ha detectado cuando ya llevaba allí probablemente varios meses, lo que hace muy difícil que se pueda erradicar a estas alturas”, explican los investigadores.
El HLB está causado por tres especies de bacteria Candidatus Liberibacter. Los síntomas de la enfermedad incluyen la aparición de manchas cloróticas en las hojas, deformaciones y reducción de tamaño en la fruta, además de un sabor agrio en su zumo. Esta enfermedad está causando grandes pérdidas en la producción de cítricos de Asia, América y África, pero por ahora no ha afectado las zonas productoras de los países mediterráneos y Australia.
En 2020, un estudio de la Universidad Jaume I del Castellón y la Universidad de Florida demostró que citrange Carrizo, uno de los patrones de cítricos más utilizados en la cuenca mediterránea, es extremadamente favorable para el desarrollo y la reproducción de Diaphorina citri, por lo que su introducción en la península podría tener consecuencias muy peligrosas para el cultivo. “La adaptación de este psílido a condiciones climáticas de diferentes partes del mundo y sobre distintos huéspedes indican que este insecto puede adaptarse fácilmente a las condiciones climáticas de la cuenca mediterránea. El establecimiento de este psílido en el Mediterráneo podría causar daños devastadores para la citricultura. Por ello, es necesario seguir trabajando sobre patrones alternativos e identificar nuevos patrones potencialmente resistentes a los vectores de la enfermedad del HLB, tanto a D. citri como a Trioza erytreae, y que puedan reemplazar al patrón susceptible citrange Carrizo, si fuese necesario”, aconsejaban los investigadores Pablo Urbaneja-Bernat, Daniel Carrillo y Josep A. Jaques en un artículo publicado en la revista Phytoma.
El proyecto Pre-HLB está en contacto con las autoridades israelís a través del centro Volcani, y una de sus recomendaciones ha sido comunicar cuanto antes la situación a la población para intentar contar con su ayuda en la detección y posible erradicación de la plaga. La vigilancia de técnicos y ciudadanos se está centrando tanto en las fincas citrícolas como en las ciudades, donde hay casas con patios o jardines con árboles ornamentales cítricos y afines en los que se podría refugiar este peligroso vector del HLB.
Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) y miembro del proyecto Pre-HLB, asegura que “los citricultores europeos estamos tremendamente preocupados porque vemos que cada vez están más cerca los dos vectores de una enfermedad contra la que, a día de hoy, no hay cura. El vector detectado ahora en el Mediterráneo, Diaphorina citri, es aún peor que Trioza erytreae, porque se adapta mejor a nuestro clima, puede vivir en un rango de temperaturas mayor, es más difícil de detectar y transmite a la bacteria más letal (la especie asiática) causante del HLB. La Unión Europea no puede seguir jugando con fuego en materia de plagas y enfermedades y debe poner en marcha medidas drásticas”.
Según un informe del Comité de Gestión de Cítricos que extrapola los datos sobre el avance de esta enfermedad en Florida (EE UU), la citricultura española quedaría reducida a la mitad en siete años y podría desaparecer en menos de quince con la llegada de la bacteria. La interprofesional citrícola Intercitrus considera este “lamentable hallazgo como un hito que debiera forzar a la Unión Europea a dar un nuevo giro a su política fitosanitaria e implementar, sin mayor dilación y por sistema, las medidas más garantistas contra las principales amenazas de la citricultura europea”.