Grecia ha confirmado la aparición, por primera vez, de la mosca oriental de la fruta, Bactrocera dorsalis, una de las veinte plagas prioritarias de la Unión Europea, en una trampa ubicada en la Periferia del Ática. El díptero, muy polífago –se ha descrito en cuatrocientos tipos de frutas y verduras-, se encuentra en varias regiones de Asia, África, Oceanía y también en Estados Unidos. En Europa se identificó primero en Italia, en 2018, un año después en Francia y, en 2023, en Bélgica.

Las autoridades griegas están realizando prospecciones alrededor del punto de detección para evaluar el alcance de B. dorsalis en el territorio, para lo que están instalando trampas adicionales y llevando a cabo una campaña de divulgación para concienciar a los operadores profesionales y ciudadanos.

Las principales rutas de movimiento y dispersión del insecto son a través del transporte de cargamentos de fruta. De esta forma, puede ser transportado a distancias muy largas, como huevo o larva dentro del fruto. En el caso de que el tiempo de traslado de los productos sea largo, el insecto tiene la oportunidad de completar su desarrollo durante el trayecto. También es posible transportarlo como ninfa a través del suelo u otros sustratos vegetales. Además, se puede propagar por medios naturales, ya que estas especies pueden desplazarse entre 50 y 100 km de distancia.

La mosca oriental de la fruta tiene una gama de huéspedes muy amplia, que incluye cítricos, melocotones, ciruelas, peras, manzanas, tomates, pimientos, plátanos, mangos y papaya. La hembra deposita sus huevos en el fruto y de uno a tres días después, se produce su eclosión y la aparición de las larvas, que se alimentan de la pulpa. El crecimiento de los insectos se ralentiza a bajas temperaturas y se detiene a temperaturas inferiores a 13°C. La pupación ocurre dentro del suelo, debajo de las plantas, y los adultos emergen una o dos semanas después.

Los síntomas de la infestación por B. dorsalis son similares a los que provoca la mosca del Mediterráneo Ceratitis capitata: los frutos infectados primero muestran decoloración alrededor de los orificios de oviposición y luego pueden mostrar pudrición u orificios distintos creados cuando salen las larvas. En muchos casos, en frutos con alto contenido en azúcares, como el melocotón, aparece el eflujo de azúcares que se solidifica junto a la zona de oviposición.

En Europa, la mayoría de las detecciones son de individuos aislados, en zonas urbanas y generalmente relacionadas con centros logísticos y de aprovisionamiento. Sin embargo, en 2021, en el departamento francés de Var, se encontraron cinco individuos adultos en una trampa instalada en una plantación de cítricos, aunque no se observaron daños ni nuevos hallazgos posteriormente. Además, en la región italiana de Campania, el incremento progresivo de capturas llevó a las autoridades italianas a reconocer que se trataba de un foco, no de interceptaciones ocasionales, y a establecer una zona demarcada en el sur del país para contener su expansión.

Carlos Mª Lozano, jefe de Unidad de Gestión Integrada de Plagas en el Centro de Sanidad y Certificación Vegetal de Aragón, participó en la primera edición de AgroMurcia, en marzo de 2023, donde habló de las nuevas moscas de la fruta que amenazan la producción de la fruta de hueso. “Sin duda, la especie que a priori parece amenazar de manera más severa los frutales de hueso de la cuenca mediterránea es Bactrocera dorsalis. Además de que es una especie que ataca a todos los frutales de este grupo, su área de difusión es enorme”, reconoció.