La cubierta vegetal es un sistema de mantenimiento del suelo, alternativo al laboreo convencional, que progresivamente se está implantando no sólo viñedos de la España húmeda, sino también en regiones mediterráneas con el objetivo de mejorar ciertos aspectos de cultivo, medioambientales y de calidad del mosto y del vino, haciendo de esta técnica una herramienta útil para desarrollar una viticultura sostenible y adaptada a ciertos efectos del cambio climático.
La gestión del suelo con cubierta vegetal es una práctica habitual en regiones vitícolas de la cornisa cantábrica. Sin embargo, en el resto de zonas de España mediterránea, más áridas que las anteriores, el laboreo mínimo o tradicional del suelo es mayoritariamente empleado, sobre todo para evitar la competencia de vegetación adventicia por el agua. A pesar de ello, en los últimos años se está generalizando el uso de cubiertas vegetales, principalmente de carácter temporal que, siempre que se gestionen adecuadamente, constituyen una herramienta útil para mejorar ciertos aspectos agronómicos, ecológicos y de calidad del viñedo y del vino elaborado.
La Unión Europea, sensible a la protección y conservación del medio ambiente y a la evolución hacia modelos sostenibles de agricultura y alimentación, en el marco del Pacto Verde y estrategias como De la de la Granja a la Mesa o la de Biodiversidad, está impulsando reformas en su Política Agraria Común (PAC 2023–2027), a través de ecorregímenes voluntarios, para favorecer las sinergias entre agricultura y medio ambiente que supongan una ventaja competitiva y una mejora de la rentabilidad agrícola. Uno de estos ecorregímenes es el de cubiertas vegetales en cultivos leñosos, incluyendo el viñedo, con el que fomentar la agricultura del carbono y reducir los impactos del cambio climático.