El desconocimiento de una parte de los técnicos responsables del arbolado urbano acerca de lo ocurrido con las heridas realizadas tras una aplicación con endoterapia hace que ésta suponga en ocasiones una preocupación infundada, en detrimento de la implantación de esta técnica. Con objeto de aportar información sobre este tema, en diferentes especies se investigó la velocidad de compartimentación de orificios de inyección con variables como el tamaño del orificio o el sellado con un tapón. Tras comparar diámetros de 4, 5 y 6 mm, con este último sellando o sin sellar, con un tapón biodegradable. El estudio revela que los orificios de 4 mm responden más eficientemente, mientras que el tapón genera daños en un 67% de los orificios. Además, el tamaño del orificio no afectó la velocidad de absorción.
La endoterapia es una técnica con eficacia ampliamente demostrada frente a gran variedad de plagas y enfermedades en arbolado agrícola y ornamental, como la grafiosis del olmo (Haugen y Stennes, 1999), la phytophthora en quercíneas (Romero y col, 2019), la procesionaria del pino (Sousa y col., 2013), o incluso bacterias como el greening de los cítricos o Huanglongbing, (HLB, Archer y col., 2022, 2023). Esta técnica se ha ido popularizando debido a su alta eficacia y beneficios ambientales, ya que el tratamiento se aplica de manera individualizada directamente al xilema del árbol, evitando cualquier deriva. Sin embargo, la falta de información sobre los factores que afectan a este proceso es aún limitada, lo que hace que exista cierta inquietud a la hora de aplicar esta técnica.
Al contrario que otros seres vivos, que responden a las heridas con mecanismos de cicatrización, la respuesta en árboles se denomina “compartimentación”, proceso que está modelizado a través del concepto de CODIT (compartimentación del daño/decaimiento en árboles), desarrollado por Shigo y Marx (1977) y ampliado por Morris y col. (2020). CODIT describe cómo los árboles, al ser organismos altamente compartimentados, tienen la capacidad de limitar y aislar las heridas para limitar la propagación de los daños, cuya eficacia depende de la especie, o incluso la propia genética y el estado de salud del árbol.