El desarrollo de enfermedades varía de un año a otro en función del clima, por lo que los modelos de pronóstico son una herramienta clave para los agricultores y técnicos que quieren tratar los cultivos considerando el riesgo infectivo y evitar el uso de fungicidas cuando el clima no es favorable para el desarrollo de las enfermedades. Todos los modelos han sido informatizados y se utilizan en un servicio regional de pronóstico. Los modelos son analizados diariamente por técnicos especializados y los resultados son difundidos a los usuarios por medio de boletines de alerta (semanales o cada dos días), el diario, televisión, contestadores automáticos, y con mensajes por telefonía móvil. Los resultados demuestran que el uso de este sistema de manejo integrado permite ahorrar entre 20% y 30% de los tratamientos fungicidas y mantener el mismo nivel de ataque del patógeno, en comparación con una estrategia de control a calendario.

 

Poco a poco se han ido introduciendo métodos cada vez más complejos y detallados, capaces de reducir, en algunos casos significativamente, el uso de productos químicos y tomar decisiones razonadas. Por ejemplo, el monitoreo realizado en campo nos permite evitar tratamientos en ausencia del patógeno o fitófago y, donde existen umbrales de intervención, tolerar niveles específicos de presencia sin riesgo para la producción. Lo cierto es que esta actividad, si se aplica a gran escala, puede resultar costosa. Además, la interpretación de la evolución de una adversidad concreta requiere conocimientos científicos y, sobre todo, una experiencia considerable. Hoy, sin embargo, las aplicaciones informáticas y el conocimiento biológico y epidemiológico de los parásitos de los cultivos nos ayudan en esta evaluación.

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