En general, el control de las enfermedades fúngicas representa una parte relativamente pequeña de todos los costes de cultivo, por lo que es habitual aplicar un calendario fijo de tratamientos fungicidas como medida de ‘seguridad’ (Gent y col., 2009). Sin embargo, esta situación ha cambiado con la adopción del pacto verde europeo y la estrategia De la granja a la mesa, que plantea una drástica reducción en uso de fitosanitarios químicos en la Unión Europea (UE). Este nuevo marco normativo se suma a la legislación anterior, que establecía un marco de actuación para el uso sostenible de los productos fitosanitarios en la UE, donde ya se instaba a utilizar sistemas de ayuda en la toma de decisiones para optimizar el control de las enfermedades, así como también incorporar métodos alternativos que sustituyan o disminuyan la utilización de fungicidas.
Los sistemas de ayuda en la toma de decisiones están basados en modelos de predicción epidemiológica y umbrales de intervención. Estos modelos utilizan las relaciones entre la enfermedad y determinadas variables explicativas relacionadas principalmente con las condiciones ambientales y la biología del patógeno. Con estos sistemas es posible ajustar la aplicación de fungicidas a los períodos críticos de infección, reduciendo el número de tratamientos a los estrictamente necesarios (Lázaro y col., 2021). A través de dos casos reales, ilustraremos la importancia de tener en cuenta determinados aspectos prácticos en el desarrollo de estos sistemas, fundamentales para su implementación y adopción por parte de los usuarios finales.