Las características de las zonas citrícolas peninsulares, junto con el cambio climático, hacen que el agricultor, y por tanto el asesor, se enfrenten cada campaña a problemas fitosanitarios diferentes. Además, especialmente en cítricos, la globalización ha traído nuevas plagas y enfermedades, en muchos casos sin que tengan depredadores ni parasitoides en nuestros ecosistemas, causando graves problemas a los cultivos. A todos estos cambios climatológicos y nuevas plagas, se debe añadir la estrategia De la granja a la mesa del Pacto Verde Europeo, que tiene como objetivo reducir a la mitad el uso de fitosanitarios químicos en los próximos años. Frente a este escenario, la figura del asesor juega un papel fundamental como transmisor de conocimiento y consultor en las actuaciones de los agricultores en materias como el control de plagas, la fertilización o el riego. Pero hoy ya no basta con tener conocimientos de carácter agronómico y normativo: el asesor ha de tener conocimientos en digitalización e indicadores medioambientales para asegurar que todas estas herramientas tecnológicas se utilizan de forma adecuada y conseguir una mayor sostenibilidad.

Cada dos o tres años encontramos en nuestros ecosistemas una nueva plaga o enfermedad proveniente de terceros países, y paulatinamente ese intervalo de tiempo se va acortando. Además, contamos con una reducción de fitosanitarios registrados que limitan las posibilidades de realizar estrategias para alternar diferentes modos de acción, aumentando así el riesgo de crear resistencias. Todo ello nos lleva hacia un escenario donde las estrategias a seguir deben ir dirigidas hacia una agricultura sostenible; esto es, tratando con productos fitosanitarios sólo cuando sea estrictamente necesario y respetando los enemigos naturales de las plagas de relevancia en nuestros cultivos.

Desde el departamento de Gestión Integrada de Plagas y Enfermedades de AGRIHOLD, S.L., se vio la necesidad del estudio sistemático e identificación exhaustiva de las diferentes plagas y enfermedades que afectan a nuestros cultivos y cómo se podían aplicar soluciones tecnológicas para hacer más eficiente la producción. Los objetivos principales eran: i) identificar qué problemas fitosanitarios tenemos y en qué proporción; ii) en el caso de las plagas, evaluar si poseen enemigos naturales que puedan controlarlas de manera eficaz o no; y iii) ofrecer ayuda a la toma de decisiones y poder analizar posteriormente los resultados.

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