Los asesores técnicos agrícolas se enfrentan a diario a múltiples desafíos: ajustar las necesidades nutricionales del cultivo, su protección, cumplir con los certificados de calidad, reglamentación europea, productividad, comercialización, etc. Ya no basta con tener un profundo conocimiento sobre los cultivos y técnicas agrícolas. Las variaciones agro-climáticas, la reducción del potencial productivo de los suelos o las regulaciones más estrictas, entre muchos otros factores, requieren soluciones innovadoras y efectivas. Aquí es donde Bulhnova, una solución biotecnológica puntera, entra en juego, ofreciendo una propuesta de valor integral que aporta resiliencia y eficiencia a la agricultura.

Bulhnova es un biofertilizante registrado en España y en otros países, desarrollado por Probelte, a base de dos cepas de microorganismos: Azospirillum brasilense M3, con número de depósito CECT 5802, y Pantoea dispersa C3, con número de depósito CECT 5801. Empleadas de manera adecuada, ayudan a reducir el uso exclusivo de los fertilizantes minerales, consiguiendo una producción igual a la que consiguen estos, y además, estimulan y fortalecen a la planta. De esta manera, Bulhnova permite una nutrición adecuada y equilibrada en combinación con los fertilizantes minerales en todo tipo de cultivos, reduciendo así el impacto ambiental.
Las cepas de Bulhnova han sido aisladas y seleccionadas por Probelte por su eficacia a la hora de asegurar la biodisponibilidad de los macronutrientes y micronutrientes, además de estimular el crecimiento vegetal (Flores y col., 2010; Del Amor y Cuadra, 2011; Schoebitz y col., 2014; Mengual y col., 2014). Con su aplicación se ve aumentada la actividad biológica del suelo, es decir, incrementa el trabajo de los organismos beneficiosos que intervienen en la solubilización de nutrientes bloqueados en el suelo y aumenta su tasa de extracción. A diferencia de Bulhnova, la fertilización química añade cantidades excesivas de nitrógeno, fósforo y potasio, de las cuales son aprovechadas en poca cantidad por parte del cultivo, quedando una gran parte bloqueada o lixiviada en los suelos. La adición de fertilizantes inorgánicos también puede llevar a problemas como la contaminación de las aguas subterráneas y la eutrofización de las aguas de superficie (Alori y col., 2017) (Figura 2).
La sobreexplotación y el uso intensivo de técnicas agrícolas pueden agotar los suelos, disminuyendo su capacidad productiva. A partir de la realización de protocolos adaptados a cada tipo de cultivo, apoyados en análisis de suelo y foliares, Bulhnova brinda a los asesores una herramienta precisa que mejora la calidad del suelo. Esto, unido a la recomendación de prácticas agrícolas sostenibles, soluciones como Bulhnova, permiten tener un suelo estructurado y eficiente que mantiene su capacidad productiva a lo largo del tiempo.
Su naturaleza biológica permite una nutrición más equilibrada del cultivo a la vez que se reducen las concentraciones de nitratos presentes en los suelos.

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