Desde 1983 hasta la fecha se han creado un total de 246 ADVs en Catalunya, de las cuales 123 están en activo. De forma global, las ADV ofrecen asesoramiento al 33% del total de la superficie de los cultivos declarados en la Declaración Única Agraria de cultivos (DUN) y a un 45% del total de los agricultores declarantes, lo que representa una red técnica en sanidad vegetal muy potente que ofrece una gran capacidad de acción y les hace ser referente para otras zonas de Europa.
Las ADVs se crearon en 1983 mediante la orden de la Generalitat de Catalunya, de 11 de abril, sobre las ADVs. Su finalidad era colaborar con la administración en la lucha colectiva contra plagas, enfermedades y malas hierbas de los cultivos, trabajar activamente en la prevención, lucha o erradicación de organismos patógenos de los vegetales, realizar campañas de divulgación entre sus asociados y emitir avisos fitosanitarios; su creación respondía también a la necesidad de modernizar la agricultura, preservarla y adecuarla a las necesidades del mercado.
Las ADVs se constituyen como entidades privadas sin ánimo de lucro. Hay que señalar que en los cimientos de estas asociaciones existe un componente social que impulsa actuaciones de mejora medioambiental y de consumo saludable. Es la sociedad la que trabaja para hacer más sostenibles nuestros agrosistemas, preservar la agricultura y adecuarla a las necesidades del mercado. Según explica Jordi Peix, pionero en la creación de las Agrupaciones de Defensa en Catalunya, en la revista Quaderns Agraris en 1993: “La sociedad civil asume responsabilidades y se muestra como interlocutor privilegiado de la administración: analizando situaciones y de forma coordinada se definen las actuaciones y los ámbitos de colaboración”.