Phytoma Meets analizó en su última edición, Control biológico en cítricos: una solución rentable y eficaz, las últimas novedades de esta estrategia de manejo basada en el uso de enemigos naturales.
El primer caso de control biológico en la agricultura moderna se desarrolló con una plaga de los cítricos, la cochinilla acanalada (Icerya purchasi), que fue combatida en California (EE UU) con la importación desde Australia de su depredador Rodilia cardinalis, en la década de 1880. En España, el control biológico de los cítricos se lleva a cabo desde principios del siglo XX, con la introducción de R. cardinalis y Cryptolaemus montrouzieri para el control de I. purchasi y el cotonet Planococcus citri. Los ejemplos más recientes en la península son la introducción de dos parasitoides, Anagyrus aberiae y Tamarixia dryi, para el control de Delotococcus aberiae y Trioza erytreae respectivamente.
Junto al control biológico clásico (introducción de enemigos naturales para combatir especies invasoras), gana terreno el control biológico por conservación, que procura favorecer las condiciones para que la fauna autóctona mantenga a raya los artrópodos fitófagos. El Dr. César Monzó, investigador de la Unidad de Entomología del IVIA, habló sobre cómo la gestión de los ácaros fitoseidos puede ayudar a regular las poblaciones de ciertas plagas clave en cítricos. “Los ácaros depredadores de la familia Phytoseiidae son uno de los grupos de enemigos naturales de más importancia en agricultura. Su gran diversidad en cuanto a hábitos alimenticios, así como su capacidad para colonizar ambientes muy diversos hace que estén asociados a una gran variedad de cultivos y plagas claves, entre las que se incluyen ácaros, como los tetraníquidos, pero también pequeños insectos como los trips, las moscas blancas y otros hemípteros”, explicó el entomológo.