A lo largo de los últimos 35 años, los problemas sanitarios en los cereales han ido evolucionando paralelamente a las técnicas de cultivo. Las plagas, en general, se manifiestan de manera esporádica, y las enfermedades son más frecuentes cada vez y muestran mayor severidad lo que obliga recurrir a la protección con fungicidas.
Las malas hierbas son el principal problema sanitario de los cereales actualmente. En estos 35 años se observa una evolución de las especies presentes, que se adaptan al manejo que se realiza en las parcelas, cada vez menos diversificadas. En líneas generales, se reduce la profundidad de la labor, se acorta la rotación de cultivos, se adelanta la fecha de siembra y el control de malas hierbas queda reducido al uso de herbicidas, que en muchos casos se repiten en las mismas parcelas, lo que provoca la aparición de la selección de la flora que es menos rica en especies y con densidades de población más elevadas, e incluso la aparición de poblaciones resistentes a los herbicidas empleados, lo que dificulta cada vez más el control de las malas hierbas.
Como punto de partida para analizar esta evolución, se han tomado como referencias las comunicaciones de distintos autores a las II Jornadas Técnicas sobre cereales de invierno, celebradas en Pamplona en 1985. Ese año, estos cultivos recibían en conjunto el 8,5% del total de fitosanitarios consumidos en España, que los situaba en el quinto puesto. En 2020, el uso de fitosanitarios en cereales representó el 18,3% del total de cultivos (el segundo cultivo, por detrás de las hortícolas, y seguido de cítricos, frutales y olivo).