La aplicación completa a partir del 16 de julio del Reglamento Europeo de Productos Fertilizantes aclara el encaje normativo de los bioestimulantes de plantas, aunque no despeja todas las dudas en torno a la comercialización de la considerada cuarta pata de la agricultura sostenible, junto a semillas mejoradas, fitosanitarios y fertilizantes.
Para Estefanía Hinarejos, enlace nacional de EBIC (European Biostimulant Industry Council), que representa a los fabricantes europeos de productos bioestimulantes de plantas, el avance fundamental del Reglamento UE 2019/1009 radica en que las empresas pueden acogerse a una única normativa armonizada que permite la comercialización de los productos en el mercado comunitario. Hasta 2019, había 27 normativas para comercializar bioestimulantes de plantas en la UE, “lo que aumentaba el coste de comercializar productos y desincentivaba el suministro de productos a países con menor potencial de mercado”. En cualquier caso, la armonización es opcional, ya que los fabricantes se pueden seguir acogiendo a las normativas nacionales.
Hinarejos participó, junto a Irene Sobrado, también enlace nacional de EBIC, en una jornada organizada por la Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes (AEFA) en el Instituto de la Ingeniería de España, en Madrid, para abordar “las problemáticas e indefiniciones a las que se enfrentan los fabricantes de fertilizantes y bioestimulantes que quieran poner sus productos en el mercado de acuerdo con el nuevo marcado europeo”. Allí se desgranó el reglamento, que define al bioestimulante como producto fertilizante cuya función consiste en estimular los procesos de nutrición de las plantas con independencia del contenido de nutrientes del producto, con el único objetivo de mejorar una o varias de las siguientes características de las plantas y su rizosfera: la eficiencia en el uso de nutrientes, la tolerancia al estrés abiótico, las características de calidad o la disponibilidad de nutrientes inmovilizados en el suelo o la rizosfera. “Delimita fronteras entre los bioestimulantes de plantas, los productos fitosanitarios y los fertilizantes”, subraya Hinarejos.