La declaración, por parte de Naciones Unidas, de 2020 como Año Internacional de la Sanidad Vegetal es un hecho aislado que no encuentra correlación con la situación actual de la agricultura europea y, en particular, de la española. Se repasa sumariamente en este artículo: (1) la situación (española) de los Centros de Referencia en Sanidad Vegetal, (2) la asimetría entre las exigencias de la UE para los cultivos propios y la permisividad para las importaciones, (3) la incoherencia en las prohibiciones de materias activas para tratamientos fitosanitarios, (4) la insistencia en una política ‘verde’ insostenible cara al futuro, (5) la anarquía (española) en la enseñanza agrícola, en especial en cuanto a la sanidad vegetal, (6) la política de la UE en cuanto a nuevos métodos de mejora, (7) los Derechos de Propiedad Intelectual y (8) el lógico abandono del campo por los agricultores.
Aunque el título incorpora la palabra ‘coherencias’ referida a las políticas al uso, pocas se pueden citar. Quizá la única digna de mención sea la de haber sido declarado por la ONU el año en curso como Año Internacional de la Sanidad Vegetal para que todos los países estudien soluciones a un problema mundial que no hace más que agravarse con la globalización en todos los niveles que, si siempre existió, hoy es más intensa que nunca.