El cobre es la materia activa de más del 80% de los productos autorizados para el control de las principales enfermedades del olivo en España. Las nuevas normativas europeas obligan a una optimización de los tratamientos, poniendo especial énfasis en la reducción de las dosis de cobre y el uso de materias activas alternativas y productos de origen natural. La persistencia externa e interna y la eficacia de diferentes estrategias de aplicación con Actibor, Acticuper y Cupergreen (Laboratorios Econatur) fue evaluada frente a Venturia oleaginea, agente causal del Repilo del olivo, sobre plantones del cv. Picual en condiciones controladas. Actibor, Acticuper y Cupergreen 70 consiguieron una reducción de la severidad superior al 60%; Acticuper favoreció la persistencia del cobre. Las diferentes estrategias redujeron la severidad de la enfermedad entre un 60% y 80%. La aplicación de Acticuper pareció favorecer la persistencia de los fungicidas cúpricos. Las soluciones planteadas podrían alinearse dentro de una estrategia de reducción de cobre sin afectar a la eficacia en el control del Repilo.
El cobre (Cu) es una de las materias activas más empleadas para el control de enfermedades. Su capacidad fungicida fue demostrada por Prévost en 1807, aunque fue Millardet (1885) quien introdujo el uso del caldo bordelés frente al mildiu de la vid (Martín, 1969). Desde entonces se han elaborado diferentes sales de Cu que han sido ampliamente utilizados en diferentes enfermedades fúngicas y bacterianas. El Cu se acumula en las células vegetales en altas concentraciones, desnaturalizando enzimas, péptidos y aminoácidos de la planta. El desarrollo de resistencias por parte de los agentes patógenos se dificulta debido a su efecto multidiana, alterando numerosos procesos metabólicos (Stenersen, 2004).
Los fungicidas cúpricos son los más empleados en el olivar, estando su uso particularmente indicado frente al Repilo del olivo, causado por el hongo Venturia oleaginea (= Cycloconium oleagineum, Spilocaea oleagina o Fusicladium oleagineum). Esta es la enfermedad más común del olivar, ocasionando graves defoliaciones que debilitan progresivamente al árbol y originan unas pérdidas de cosecha que en ciertos años y lugares puedan resultar catastróficas. El síntoma más característico del Repilo se presenta en el haz de la hoja, con manchas circulares concéntricas y de color marrón oscuro-negro, a veces rodeadas de un halo amarillento característico (Trapero y col., 2017).