La mosca del olivo es, junto a la polilla del olivo, la principal plaga del olivar en Andalucía y seguramente en el resto del cultivo en España. El daño está ocasionado por la larva que devora la pulpa de la aceituna y el perjuicio pueden ser cuantitativo por pérdida de cosecha o cualitativo por pérdida de la calidad del aceite.
Las olas de calor juegan un papel muy relevante en la contención de la plaga. Así, en el período de datos considerado, las olas de calor más destacables fueron en 2015 y 2012, años que terminaron con ataques muy bajos. Especialmente importante fue 2015, con una intensa ola de calor que duró 27 días y como consecuencia se redujo fuertemente la población de mosca del olivo de ese año y del siguiente.
Hay modelos que predicen que ante los escenarios menos favorables de cambio climático, la incidencia de la mosca del olivo en Andalucía se reduciría, incrementándose en comarcas del interior y este peninsular. Sin embargo, la situación actual se haya lejos de estos modelos, y la mosca requiere toda la atención.
Tal vez sea necesario cambiar de estrategia y en lugar de combatir la plaga en el inicio de los picos de población adulta, que cada vez costará más trabajo (por el retroceso de las aplicaciones cebo aéreas), procurar una fuerte bajada de efectivos desde años anteriores. En este sentido son prometedores algunos avances, como el desarrollo de insectidas basados en hongos entomopatógenos o la mejora sustancial que han experimentado los sistemas de trampeo masivo.
La mosca del olivo (Bactrocera oleae, Gmel. Tephritidae; Diptera) es, junto a la polilla del olivo, la principal plaga del olivar en Andalucía y seguramente en el resto del cultivo en España. El daño está ocasionado por la larva, que devora el mesocarpio o pulpa de la aceituna, y el perjuicio pueden ser cuantitativo por pérdida de cosecha o cualitativo por pérdida de la calidad del aceite.
A partir del estado fenológico H, “endurecimiento del hueso”, el fruto es susceptible de ser atacado por la mosca del olivo iniciando la primera generación, o generación de verano, durante la cual se produce caída del fruto y su pérdida irremediable o su depreciación completa en el caso de la aceituna de verdeo. En septiembre tiene lugar el inicio de la siguiente generación, la cual, si el otoño es suave puede dar lugar a una tercera. El daño producido en otoño es mayoritariamente cualitativo, puesto que los hongos y otros microorganismos que se desarrollan en el interior de las galerías producidas por la larva dan lugar a un aceite de mala calidad, con defectos organolépticos y una mayor acidez, entre otros parámetros alterados.
Se considera que por encima de un 10% de frutos atacados por la mosca del olivo ya hay pérdidas económicas y el objetivo de este artículo es ofrecer una perspectiva sobre cómo ha sido el daño producido por la mosca del olivo en Andalucía desde el año 2006. Para ello se ha contado con la información proporcionada por la Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF) de Andalucía, y que está a disposición pública para todos los cultivos relevantes de dicha comunidad autónoma en la página web de la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía.