La presentación de la estrategia europea Farm to Fork (de la granja a la mesa), que propone reducir en diez años un 50% el uso de plaguicidas químicos, un 20% el uso de fertilizantes y lograr que una cuarta parte de las tierras agrícolas se destine a producción ecológica, ha sacudido al sector agrario, que mayoritariamente no ve en esta plan una oportunidad para avanzar en el desarrollo de métodos de control alternativos, sino un obstáculo más para poder competir en un mercado global en igualdad de condiciones.
Además de la reducción del uso de plaguicidas y fertilizantes, la estrategia de la Comisión Europea también propone otras medidas para satisfacer la demanda de información de los consumidores, como una mejora del etiquetado de los alimentos, y aspira a que todas las zonas rurales tengan acceso a internet de banda ancha rápida de aquí a cinco años para favorecer la transformación digital. Bruselas apela a la experiencia adquirida con la aplicación de la Directiva sobre el uso sostenible de los plaguicidas para avanzar en el fomento de las prácticas de gestión integrada de plagas y el uso de métodos alternativos “sostenibles, biológicos, físicos”, así como sustancias de bajo riesgo para la protección de los cultivos.