Numerosas cepas de actinobacterias aisladas del entorno radicular de plantas jóvenes de vid procedente de Viveros Villanueva Vides S.L. (Larraga, Navarra) han mostrado una alta capacidad antifúngica in vitro frente a varios hongos patógenos implicados en pie negro y enfermedad de Petri, patologías ambas asociadas al decaimiento de viñedos jóvenes. Una selección de seis cepas del género Streptomyces, al ser aplicadas en campo sobre injertos de vid, fueron capaces de disminuir de manera significativa la infección de plantas de vid por hongos de madera que penetran a través del aparato radicular. Además, dos de ellas disminuían significativamente el nivel de mortalidad de los injertos. Se ha desarrollado un método eficaz de introducción de estas cepas en el interior de plantas de vid por inmersión del sistema radicular en una suspensión bacteriana. Las plantas así inoculadas, cuando se establecen en viñedos de nueva plantación, muestran un alto nivel de protección frente a hongos causantes de las patologías antes indicadas.
Las enfermedades de madera de vid son una de las mayores amenazas para el sector vitivinícola a nivel mundial, causando anualmente significativas pérdidas económicas (Gubler y col., 2005). Desafortunadamente, a pesar de los numerosos esfuerzos realizados para intentar atajar este problema, su incidencia en los últimos años ha ido en aumento. Ello es debido a varios factores como: 1.- Por un lado, el término enfermedades de madera de vid engloba un amplio conjunto de patologías como eutipiosis, yesca, enfermedad de Petri, síndrome del brazo negro muerto o pie negro, por citar sólo las más representativas; 2.- El número de especies de hongos implicados en estas patologías es superior a 130, y cada año se descubre alguno nuevo (Úrbez-Torres y col., 2015; Gramaje y col., 2018); 3.- La etiología de estas patologías es complicada; por ejemplo, aunque la enfermedad de Petri es primariamente causada por Phaeomoniella chlamydospora y Togninia minima, hasta 26 especies de los géneros Togninia y Phaeoacremonium, y al menos dos especies del género Cadophora, se han aislado de plantas afectadas (Úrbez-Torres y col., 2015). El problema se complica todavía más porque con frecuencia dos patologías, como la enfermedad de Petri y el pie negro confluyen para causar un síndrome más complejo como el decaimiento de viñedos jóvenes (Gramaje y Armengol, 2011); 4.- Los métodos de control desarrollados puedan ser efectivos frente a algunos patógenos, pero de baja o nula efectividad frente a otros, por lo que parece evidente que encontrar un tratamiento milagroso que combata efectivamente todos los patógenos es algo puramente utópico. 5.- La actual política tendente en Europa a restringir el uso de fungicidas de síntesis química, por su nocividad para otros seres vivos y el medio ambiente, limita que las grandes casas comerciales pongan todo su énfasis en desarrollar nuevos principios activos; 6.- Otro aspecto que limita su control es que los ciclos biológicos de los patógenos no son bien conocidos en muchos casos y además, al menos en su fase patológica, se desarrollan y colonizan internamente la planta de vid, donde hacer llegar de manera efectiva cualquier principio activo es muy complicado; 7.- Las rutas de infección que usan los patógenos para entrar en la planta son variadas, aunque tradicionalmente se han reconocido dos vías principales: las heridas de poda y otro tipo de lesiones que pueda sufrir la planta, y la penetración a través del sistema radicular; 8.- Por último, la infección se puede producir tanto durante la propagación de plantas de vid en vivero, como una vez la planta se encuentra en el viñedo.
En este contexto tan problemático Viveros Villanueva Vides S.L. (Larraga, Navarra) viene desarrollando diferentes proyectos de investigación con el objetivo de minimizar al máximo la propagación de hongos de madera en las plantas de vid en vivero, especialmente para combatir aquellos que infectan la planta a través del aparato radicular.
En un enfoque novedoso, la empresa se ha planteado la posible utilización de actinobacterias aisladas del propio sistema radicular de plantas de vid para el control de estos hongos.