Los nematodos entomopatógenos son un agente de control biológico utilizado en el control de numerosas plagas de insectos, de gran importancia económica, que se desarrollan en diferentes hábitats. Los mayores éxitos se han alcanzado contra plagas que habitan en el suelo o en el interior de galerías producidas en las plantas, donde los nematodos encuentran una mayor protección para su supervivencia, frente a los factores ambientales adversos. El diabló de los avellanos, Curculio nucum, es una plaga cuyas larvas se desarrollan en el interior de las avellanas y al finalizar su desarrollo salen del fruto para hibernar enterradas en el suelo. Este comportamiento determina que sea muy difícil su control con los medios que se disponen actualmente. En este trabajo se presentan diversos estudios realizados para analizar la potencialidad de los nematodos entomopatógenos en el control de esta importante plaga de los avellanos.
El cultivo del avellano (Corylus avellana L.) ocupa en España una superficie de 12.806 ha de plantaciones regulares (2017), localizadas principalmente en Cataluña y concretamente en la provincia de Tarragona (con un 82% de la producción nacional). Existen también pequeñas plantaciones en Aragón, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Navarra, País Vasco, Rioja y en el norte de Cataluña (Girona) (MAPA, 2018). El avellano se encuentra también, aunque de forma silvestre, en Asturias, Navarra, País Vasco, Canarias, Castilla y León y la Comunidad Valenciana.
Durante muchos años, España ha sido el cuarto país productor de avellana a nivel mundial después de Turquía, Italia y EEUU (Tous y col., 2001). Sin embargo, actualmente ocupa el octavo lugar con 15.300 t de avellana en cáscara en 2016 (FAOSTAT, 2018), debido a la pérdida de superficie del cultivo en España, pero también a la creciente importancia de otros países productores como Azerbaiyán, Georgia, Irán, Chile y China.
La explotación del cultivo en nuestro país data de mediados del siglo XIX (Baiges y col., 2012). La causa de su expansión fue debido al arranque de viñas afectadas por la filoxera, así como por la creciente importancia del comercio de frutos secos. Es por ello que la presencia actual del avellano en Cataluña, como cultivo tradicional, cumple una importante función económica y social, a la vez que una clara función medioambiental, actuando frente a la erosión de los suelos, ayudando a la lucha contra incendios y salvaguardando el material genético autóctono de este cultivo. Por este motivo, si continua la drástica disminución de su superficie en las zonas tradicionales de producción de avellanas, provocará numerosos efectos negativos desde el punto de vista medioambiental, rural, social y económico.