Sección: Opinión
Es curioso, cuando menos, que en la época en la que peor están yendo los precios de nuestros cítricos para el campo, mejor estemos en cuanto se refiere al nivel técnico-científico y de estudio de los mismos. Se ha llegado, como ya es conocido, a detectar si los frutos tienen o no huesos o pepitas, sin abrirlos, por el método que se usa para hallar ciertas enfermedades, la "resonancia magnética", y de ese modo poder estudiar el mejor modo de evitarlos, lo que supone una mejor calidad, muy especialmente en el grupo de mandarinas/clementinas/híbridos al contar con una clientela potencial de mayor importancia, como los niños, lo que contribuirá a aumentar el consumo. Esto se debe a los servicios del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA).
Pero también en la Politécnica de Valencia se ha publicado un estudio-investigación de "Alteraciones fisiológicas de los frutos cítricos", a cargo de los doctores especialistas M. Agustí, V. Almela y M. Juan, en el que se desarrolla el modo de mejorar y evitar el rajado de los frutos, la clareta, el bufado, el colapso de la corteza, la granulación, la oceocelosis, las alteraciones de la corteza asociadas a la senenciencia, la abscisión del fruto maduro y otros tipos de alteraciones fisiológicas, que desmeritan la calidad de los frutos.
Los estudios, tan amplios, prácticos y valiosos mejoran cualitativamente nuestra producción y se recogen en un libro-estudio de pocas páginas, con profusión de fotografías, esquemas, ejemplos, etc., reseñando el método más eficaz de combatirlas.
Pero aún seguimos, más allá de lo normal, sin dar el valor que tiene la investigación, ese I más D más i, cuando hay países con menor riqueza básica que gastan mucho más que el nuestro en dicho cometido. No hay que olvidar que, tradicionalmente, cierto sector social propio no ha sido nunca partidario de multiplicar el gasto en cultura, porque, ¿qué otra cosa que cultura es lo destinado a mejorar las producciones propias, naturales o no, que permitan un mejor vivir colectivo?
No se nos quedan enredadas en las teclas los otros organismos de búsqueda y estudio con que contamos, uno de ellos de propia creación valenciana, el IATA, así como, aunque no en iguales motivos, el AINIA que también camina contribuyendo con su dedicación y esfuerzo a aumentar eso que nunca hemos citado, a saber, investigar, buscar, mejorar, poner al día todo cuanto se produce, sin duda, el dinero mejor empleado.