Sección: 16º symposium internacional sobre la problemática actual de las resistencias en cultivos mediterráneos
Abstract: Bemisia tabaci y Trialeurodes vaporariorum son dos plagas muy importantes, en términos económicos, para la agricultura global. Ambas especies han desarrollado resistencias a la mayoría de los insecticidas utilizados para su control. Para mantener un nivel de eficacia en nuevos compuestos y clases de insecticidas es importante incorporar información reciente sobre la biología de la mosca blanca, su resistencia a los insecticidas, y las características de los insecticidas, todo ello en el seno de estrategias de control de resistencias dinámicas y receptivas.
Las moscas blancas son insectos Hemípteros que viven en regiones tropicales, subtropicales y temperadas. Abarcan 140 géneros y más de 1.500 especies, 56 de las cuales se desarrollan en Europa. La mayoría no aparece recogida como plaga e incluso son muy pocas las que aparecen asociadas con sistemas de cultivos anuales. Sólo dos constituyen plagas principales en agricultura general, la mosca blanca del algodón, la Bemisia tabaci (Gennadius) y la mosca blanca de invernaderos, Trialeurodes vaporariorum (Westwood). Ambas tienen una gran variedad de huéspedes que incluyen un gran número de géneros de plantas diferentes, tienen ciclos vitales relativamente cortos y son muy fecundos.
Otro rasgo característico es el haber desarrollado, tanto una como la otra, la habilidad de resistir a las aplicaciones de una gran cantidad de insecticidas, incluyendo desde productos químicos convencionales, hasta los productos específicos para la especie más novedosos,.
Muy a menudo la B.tabaci aparece coexistiendo con la T. vaporariorum y sus formas de actuación aparecen poco diferenciadas. Los adultos de la B. tabaco son más pequeños que los de la T. vaporariorum y mantienen las alas más cercanas a su cuerpo. La otra principal diferencia visual es que las pupas de la T. vaporariorum poseen numerosas setas marginales mientras que las de la B.tabaci son relativamente escasas (Figura 1). Los síntomas fisiológicos de las plantas huéspedes suelen ser relativamente similares para las dos especies e incluyen daños directos por alimentación además de efectos indirectos debidos a la aparición de melaza y la transmisión de virus. La B.tabaci transmite al menos, 111 especies diferentes de virus de plantas y la T.vaporariorum menos de diez.
Las especies B. tabaci se dividen en numerosos biotipos que se distinguen por características otras que las meramente morfológicas, las áreas agrícolas del Mediterráneo aparecen pobladas mayoritariamente por los biotipos B y Q (Figura 2). Tanto las barreras pre- y post cigóticas impiden a estos dos biotipos interreproducirse por lo tanto los mecanismos de resistencia a los insecticidas deben de haberse desarrollado de forma independiente. Hace pocos años, la resistencia a diversos insecticidas claves pareció establecida, primero para el biotipo Q, lo que en presencia de tratamientos con insecticidas debería ofrecer una ventaja de supervivencia. Varios estudios indican que insectos multiresistentes del biotipo Q parecen estar extendiéndose geográficamente más, estableciéndose en nuevas áreas agrícolas. Además de esto, el biotipo-B de B. tabaci de regiones específicas ha demostrado haber desarrollado niveles de resistencia análogos que afectan a casi todos los insecticidas específicos contra ellas.
Para el T.vaporariorum la situación es aún peor. Una exigencia de compatibilidad con los agentes de control biológico en el contexto del Control Integrado de Plagas (IPM) unido al hecho de un abanico limitado de productos adecuados ha producido una excesiva dependencia de unos pocos insecticidas.
En la actualidad aparecen confirmadas las resistencias en algunas poblaciones, a compuestos tan importantes como los neonicotinoides, el imidacloprid y los reguladores de crecimiento de los insectos, el buprofezin y el teflubenzuron. Resistencias cruzadas asociadas y presiones de selección vienen a complicar aún más el problema.
Además de más investigación buscando métodos alternativos de control, deben incorporarse a las estrategias de manejo de resistencias, información nueva relacionada con la biología de la mosca blanca, sus rasgos específicos en relación con las resistencias y sus características insecticidas. Sin esto, la eficacia de los insecticidas y la economía de la producción de cultivo seguirán corriendo riesgos.