En la actualidad, el reparto de responsabilidades, dada la configuración del Estado de las Autonomías, debe facilitar el que las medidas ceñidas a un espacio más pequeño, sea más fácil conocer la situación de las cuestiones que el ciudadano emprendedor someta a su aprobación. Antaño, cuando todo tenía que pasar por el filtro de Madrid, las soluciones dormían muchas veces el "Sueño de los Justos". En el sector al que se dedica esta publicación, no había autorizaciones de uso sin que la misma debiera llegar desde Madrid, centralizado todo como se hallaba.
Asimismo, la verificación del uso correcto de todo lo que se destina en química para la alimentación, es más fácil, normalmente. No ya solamente los productos que son de uso general y que se hallan ya confirmados en ello por las normativas de Europa, que es donde mayormente enviamos nuestra producción agrícola, por ejemplo. Máxime cuando ya de mucho tiempo existe un concepto general que dice: que en el renglón de aditivos de toda clase en la alimentación, así como en los tratamientos en el campo y centros de manipulación en envase: TODO LO QUE NO ESTÁ EXPRESAMENTE AUTORIZADO EN SU USO Y CANTIDAD, SE HALLA TERMINANTEMENTE PROHIBIDO. El llegar a esta conclusión ha sido obra del tiempo, dado que hace unos cuantos años, al no ampararse bajo el término señalado más arriba, los nuevos productos que iban apareciendo se usaban con un cierto peligro en algunos casos.
El hecho de que hoy, todo ello, bajo un patrón general, se halle en sus autorizaciones, control y vigilancia de las Comunidades Autónomas, hace menos peligroso el uso indebido y, quizá, sin intención, de los que han de usarlos.
Ahora mismo, y pese a cuanto se dice, han debido ser las Comunidades Autónomas, las que alzaron el grito ante la entrada de cítricos del Hemisferio Sur con enfermedades cuyo contagio fácil, puede poner en peligro nuestra citricultura.
Pero son muchos los usos de conservantes, de química en el campo, y también en los centros de manipulación, cuando se da el hecho ?visto por el firmante? de que muchos centros de compra, las grandes superficies, de cualquiera de los países clientes de nuestro país, vienen con frecuencia a comprobar cómo se realizan los trabajos de campo en abonado, el control de Ceratitiscapitata, el empleo de distintos productos, llegando, a veces, a pedir el no uso de productos químicos autorizados en todo el mundo, lo que, a la vez, juega en la sanidad de los productos agrícolas.
También comprueban el modo en el que se realizan los trabajos de embalado; es así como la gran parte de las estaciones de frutas de todo tipo, lo hacen con guantes, cubriendo el cabello con gorros. No esta permitido fumar en dichos lugares, o sea, acudiendo a rodear a todos los alimentos de la mayor asepsia. Esto es igual en aquellos centros donde la materia base no es agrícola, tales como las conservas de pescado o carne.
En los productos perecederos, tales como frutas y hortalizas, no hay que indicar los tiempos límites para su consumo, porque ellos mismos lo dicen con claridad, tan sólo con verlos. Pero hoy día en los lugares de ventas, pequeños o grandes, puede comprobarse cuando se embalan en cualquier tipo de envase, quién ha sido el que lo ha realizado, con expresa indicación del nombre del mismo, particular o empresa.
Hay que señalar que en ocasiones suceden casos como el siguiente: unos envíos de frutas como ecológicas significa que están exentas de aditivos de cualquier tipo, lo que hace que su permanencia en los stands ha de ser con frío, pues bien en el caso que nos ocupa en el local de distribución directa al consumidor no se cumplía tal cosa, lo que motivó el mal estado de los frutos.
En ciertos países va aumentando el consumo de productos agrícolas sin aditamentos de ninguna clase, extremo éste que puede permitirle a España una cierta baza de ventas, sin olvidar que los aditivos están muy controlados.