La utilización de semioquímicos es una arma muy potente tanto en el seguimiento de la plagas como en su tratamiento. La determinación de umbrales de tratamiento se realiza mediante el seguimiento de la población con trampas cebadas con semioquímicos, lo que nos determina la necesidad de las aplicaciones insecticidas así como el momento óptimo de aplicación. Además estos semioquímicos suponen una forma de lucha ecológica en las que se utiliza la propia forma de comunicación de los insectos para su control. La captura masiva y la confusión sexual son dos técnicas que utilizan estos semioquímicos como método de lucha complementario. Estos métodos son cada vez más utilizados ya que si bien en algunos casos no controlan totalmente las poblaciones, reducen drásticamente en número de tratamientos necesarios para el control de esta plagas.

INTRODUCCIÓN

La utilización de productos atrayentes para el seguimiento de poblaciones de insectos es una técnica cada vez más utilizada en la agricultura moderna. Gracias a estos atrayentes podemos estudiar la dinámica poblacional de las plagas y por lo tanto establecer los momentos óptimos de tratamiento, establecer los umbrales de tratamientos y realizar en consecuencia un manejo integrado de la plagas. Los semioquímicos o "compuestos semioquímicos" son aquellos compuestos emitidos por una especie que provocan una respuesta en otros individuos de su misma especie o de otra aunque, en general, se define como semioquímicos a los compuestos orgánicos que producen una respuesta o transmiten información a los seres vivos.

En el caso de insectos, cuando los semioquímicos ejercen su acción sobre individuos de la misma especie se llaman feromonas, mientras que si ejercen su acción sobre otra especie se denominan alelomonas. Si el efecto de la sustancia favorece a la misma especie que la emite se llaman alomonas como son por ejemplo las secreciones defensoras. Si el efecto es perjudicial para la especie emisora se llaman kairomonas como pueden ser las sustancias que atraen a un depredador por una adaptación evolutiva favorable al depredador.

Dentro de los semioquímicos también se pueden incluir un tipo se sustancias conocidas como paraferomonas por provocar una respuesta similar a la que provocan las feromonas naturales en los insectos. Estas sustancias se obtienen de forma sintética y normalmente son estructuras cuya configuración tridimensional es muy similar a la de compuestos naturales atrayentes de insectos. Un claro ejemplo de estas paraferomonas es el trimedlure, cuya estructura tridimensional se aproxima a la del a-copaeno (CASANA-GINER et al., 2002). Utilizando los semioquímicos tenemos muchas posibilidades de lucha contra los insectos; por ejemplo podemos capturar machos de una especie utilizando la feromona que emite la hembra, atraer hembras de una especie utilizando su feromona de agregación, proteger un cultivo utilizando una feromona de alerta o una feromona disuasoria o incluso inducir cambios fisiológicos en otros individuos de la misma u otra especie.

Sin embargo las aplicaciones más frecuentes de estos semioquímicos es el seguimiento de las poblaciones, la captura masiva de individuos y la confusión sexual. En este artículo, se describirá la utilización de algunos de estos semioquímicos en el control y detección de plagas de frutales, y más concretamente en el caso de dos plagas de especial importancia como son Ceratitis capitata y Cydia pomonella.

Ceratitis capitata

Seguimiento de las poblaciones

Se conocen varios atrayentes de eficacia variable capaces de atraer a Ceratitis capitata aunque hasta la actualidad ha sido el trimedlure (TML) (Beroza et al. 1961), el más utilizado de todos. El TML es una paraferomona que atrae a los machos de la mosca del Mediterráneo. Su efecto es similar al obtenido con otras feromonas en otras especies de insectos ya que además de atraer machos provoca en ellos una adopción de un comportamiento propio de la copula. La feromona natural de C. capitata no es conocida, aunque si se conocen algunos compuestos que forman parte de ella. Además del TML se pueden utilizar atrayentes alimentarios para el seguimiento de las poblaciones. Estos atrayentes, aunque en general son menos potentes que los atrayentes sexuales, tienen la ventaja de capturar hembras además de machos, lo que proporciona una clara ventaja para el conocimiento de la dinámica poblacional de la mosca. Los atrayentes alimentarios de la mosca del Mediterráneo se basan en productos de degradación de las proteínas, principalmente compuestos amoniacales (CASANA-GINER et al., 2002, HEATH et al., 1996, HEATH et al., 1997). Estos atrayentes se formulan en emisores y se colocan en el interior de trampas o mosqueros. Periódicamente se realiza la revisión de estos mosqueros lo que nos proporciona el nivel poblacional de adultos en cada período. Las trampas utilizadas pueden ser de varios tipos aunque las mas utilizadas son los mosqueros de tipo Nadel, tipo McPhail, trampas delta y distintas variaciones de las mismas. En general las trampas con pegamento son problemáticas porque en algunos casos se saturan de moscas, recomendándose en España los mosqueros tradicionales.

Control de las poblaciones

La utilización de semioquímicos en el control de la mosca de la fruta ha tenido unos resultados bastante pobres. Debemos tener en cuenta que no se conoce la feromona natural de la mosca del Mediterráneo y que las paraferomonas que se conocen no tienen el poder de saturación de las feromonas naturales, lo que provoca que los machos sigan encontrando a las hembras por muy alta que sea la concentración de la paraferomona en campo. En este aspecto los semioquímicos no son aptos para el control de la mosca mediante confusión sexual o mediante la captura masiva.

En este caso, la paraferomona trimedlure si bien tiene una eficacia muy alta en la captura de machos de C. capitata no captura hembras. Por lo tanto para realizar una captura masiva eficaz deberíamos poder capturar la práctica totalidad de los machos, lo que resulta prácticamente imposible. Otra posibilidad de utilizar los semioquímicos y atrayentes de la moca del Mediterráneo es utilizarlos para atraer las moscas hasta dispositivos donde se consiga la esterilización de la mosca (NAVARRO-LLOPIS et al., 2004). Por otra parte se pueden utilizar los atrayentes alimentarios para la captura masiva de hembras. Esta labor ya se realizó a principios de siglo mediante cazamoscas cebado con fosfato biamónico y restos proteicos animales según describe Gómez-Clemente a principios de siglo XX. Sin embargo estos atrayentes resultan poco potentes en cuanto a su poder de atracción y aunque disminuyen la población de mosca se precisa de unas densidades de mosquero muy elevadas para tener resultados. En la última década del siglo XX se desarrollaron varios atrayentes aminados y amoniacales de gran poder de atracción para las hembras de la mosca (HEATH et al., 1997).

Estos atrayentes se formulan en emisores secos por lo que resultan de fácil manejo. Colocando de 40 a 60 mosqueros por hectárea con estos atrayentes se consigue capturar una gran cantidad de hembras de mosca, lo que se traduce en una reducción del número de aplicaciones necesarias y una reducción del daño en fruta. Un sistema alternativo, aunque con el mismo fundamento es el de las estaciones cebo. Estas estaciones consisten en un atrayente colocado sobre un dispositivo que lleva impregnado un insecticida. El resultado es que las moscas atraídas contactan con el insecticida y mueren. En este caso, el número de trampas a utilizar aumenta, recomendándose de 50 a 250 trampas por Hectárea.

Umbrales de tratamiento

Los niveles poblacionales de mosca no se han podido correlacionar directamente con los niveles de daños, dado que existen varios factores como la madurez del fruto, la sensibilidad de la variedad y los factores climáticos que influyen en gran medida sobre el daño potencial de distintas poblaciones de insectos. De todos modos si que existen valores aproximados de poblaciones para los que se puede tener una cierta seguridad de tener un daño en fruta "bajo". En primer lugar cabría puntualizar que los niveles poblacionales de mosca se deben dar con un tipo de atrayente y emisor y un tipo de mosquero específico, ya que estas variaciones pueden provocar la invalidez absoluta del valor umbral de tratamiento. A nivel general se da el valor de 0,5 moscas por mosquero y día en mosquero Nadel o Tephri-trap con atrayente de trimedlure de 1 gramo y DDVP.

El emisor debe emitir al menos 2 mg de paraferomona al día como valor medido quincenalmente para que el umbral citado sea un valor correcto. Este valor de 0,5 moscas por mosquero y día se considera como umbral de tratamiento, es decir, con poblaciones por encima de este valor se recomienda hacer tratamientos para disminuir la población. Por otra parte este índice no significa que no se deban realizar tratamientos para proteger la fruta ya que simplemente es un índice general de población. En los casos más restrictivos, como son partidas de fruta para exportación a países con barreras sanitarias, se recomienda hacer tratamientos desde el momento en que se aprecie presencia de mosca en el área y la fruta este receptiva. En los casos menos restrictivos, cuando se mantiene la población de mosca por debajo del índice de 0,5 moscas por mosquero y día se recomienda hacer tratamientos únicamente cuando la fruta comience el envero. Independientemente de este factor se recomienda realizar una prospección de daño en fruta desde 1 mes antes de la recolección.

La prospección debe incluir todas las caras de los árboles prospeccionados y ser estadísticamente significativa, lo que dependerá de la variabilidad del daño en la población a muestrear. En general se recomienda prospeccionar al menos 5 puntos en cada parcela homogénea y por lo menos 5 árboles en cada punto (10 frutos en cada orientación del árbol), lo que supone 1.000 frutos por parcela.

Cydia pomonella (Linnaeus)

Seguimiento de las poblaciones

En la actualidad para el seguimiento de las poblaciones de Cydia pomonella se utilizan dos atrayentes: el componente principal de la feromona natural llamado Codlemone que se obtiene sintéticamente (E8, E10 dodecadienol) (BEROZA et al. 1974) y el ester de pera etil-(2E,4Z)-2,4-decadienoato (ANSEBO et al., 2004). En la actualidad el único atrayente que se utiliza para seguir la población de carpocapsa es la feromona, ya que el ester de pera no está suficientemente estudiado y los resultados que se han obtenido hasta el momento indican una menor eficacia de este atrayente en el seguimiento de las poblaciones.

En la actualidad se están realizando ensayos para la utilización del ester de pera en el seguimiento de poblaciones, aunque los primeros resultados muestran que es menos sensible que la feromona en el seguimiento de las poblaciones aunque si es posible su utilización en la captura masiva. Existen varias formulaciones de emisores de feromona de Cydia pomonella en el mercado, incluyendo algunas que llevan incorporadas componentes minoritarios de la feromona natural como de dodecanol y el tetradecanol.

La concentración en Codlemone de los emisores para control de poblaciones de carpocapsa es de 0,1 a 10 mg de feromona por emisor. Esta baja concentración de feromona se explica por el efecto de confusión que tienen las concentraciones elevadas de feromona en las cercanías de la trampa desde donde se emite la feromona. Cuando una trampa se ceba con un emisor que emite demasiada feromona se produce un efecto de repelencia en las inmediaciones de la trampa que imposibilita que los machos lleguen a contactar con la trampa. La variabilidad en las concentraciones de los emisores depende de su cinética de emisión, su vida media en campo y del lugar en que se utilicen.

Debemos tener en cuenta que si estamos siguiendo las poblaciones de carpocapsa en campos donde se está realizando confusión sexual debemos utilizar los emisores de mayor carga mientras que en campos donde no se está emitiendo feromona son más eficaces los emisores de menor carga (de 0,1 a 1 mg de feromona por emisor). La trampa que se utiliza mayoritariamente para el seguimiento de poblaciones es una trampa triangular con una placa adhesiva en la base. En el centro de la placa se coloca un emisor de feromona, teniendo en cuenta la vida útil dada por el fabricante de la feromona. Las trampas se colocan en el mes de Abril y se revisan semanalmente hasta el fin de la cosecha.

Control de las poblaciones

La utilización se semioquímicos para el control de C. pomonella es una técnica muy extendida que proporciona una alternativa real al control químico. La técnica más utilizada en la utilización de la feromona de carpocapsa para provocar la confusión sexual, aunque existen estudios recientes que muestran la posibilidad de utilizar el éster de pera para la captura masiva. La confusión sexual se consigue colocando un número de difusores de feromona variable que depende de la carga y de la velocidad de emisión. Los difusores tradicionales se utilizan en un número que va de 500 a 1.000 por hectárea. Sin embargo existen en el mercado otros sistemas de difusión como los "pufs", en los que el numero de difusores se reduce de 2 a 4 difusores por hectárea.

Todos ellos tienen como finalidad conseguir una concentración de feromona en el aire que confunda a los machos y por lo tanto les imposibilite encontrar a las hembras. Los difusores se colocan en el tercio superior de la copa de los árboles 15 días antes del primer vuelo y se mantienen durante todo la campaña en campo. La otra alternativa en la utilización de semioquímicos consiste en el empleo del éster de pera (etil-(2E,4Z)-2,4-decadienoato ) para la captura masiva. En la actualidad se está realizando ensayos prometedores en los que se ha observado que la utilización de 50 paneles adhesivos por hectárea cebados con el éster de pera producen una reducción significativa de la población y una reducción del nivel de daño en fruta. La alternativa mas recomendable desde el punto de vista de la producción integrada consiste en la utilización de la confusión sexual combinándola puntualmente con tratamientos con granulovirus y Bacillus thurigiensis.

Estos productos han demostrado su eficacia cuando la población de carpocapsa es baja y por lo tanto combinados con la confusión sexual, pero ante poblaciones elevadas su eficacia es bastante baja, por lo que se precisan insecticidas organofosforados.

Umbrales de tratamiento

En campos donde tradicionalmente han existido problemas de carpocapsa se recomienda comenzar lo tratamientos con insecticidas larvicidas cuando se alcanzan los 120ºC en la integral térmica (temperatura mínima de 10ºC) contada a partir del día en que se producen las primeras capturas en las trampas de control (trampas triangulares con base pegajosa con un emisor de feromona en el centro).

Las trampas de control deben colocarse a mediados de Marzo o Abril dependiendo de la zona y revisarse al menos dos veces por semana. Los tratamientos se deben repetir según la persistencia del producto durante al menos 2 meses. El segundo vuelo de carpocapsa tiene lugar en el mes de julio o agosto, dependiendo de las condiciones climáticas. Si las condiciones climáticas son favorables, en el mes de septiembre se puede llegar a producir un tercero vuelo.

En el caso de los tratamientos tradicionales con insecticidas se aconseja mantener los tratamientos según la persistencia del producto empleado hasta la recolección de la fruta. Sin embargo, en campos tratados mediante confusión sexual los tratamientos sólo se realizarán puntualmente en los momentos críticos que indique el seguimiento poblacional mediante feromonas en trampas. En campos tratados mediante confusión sexual, la presencia de capturas en las trampas de seguimiento indican la necesidad de realizar tratamientos insecticidas, combinando productos de actividad ovicida con productos de actividad larvicida.

Además del seguimiento de las poblaciones de carpocapsa, para el control de esta plaga se recomienda realizar una prospección al menos quincenal de daños, de forma que con afectaciones de más del 1% de la fruta se recomienda el tratamiento mediante insecticidas.

 

BIBLIOGRAFÍA

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CASANA-GINER, V., V. LEVI, V. NAVARRO-LLOPIS, AND E. B. JANG. 2002. Implication of SAR of male medfly attractants in insect olfaction. Sar and Qsar in Environmental Research 13:629-640.

HEATH, R. R., N. D. EPSKY, B. D. DUEBEN, AND W. L. MEYER. 1996. Systems to monitor and suppress Ceratitis capitata (Diptera: Tephritidae) populations. Florida Entomologist 79:144-153.

HEATH, R. R., N. D. EPSKY, B. D. DUEBEN, J. RIZZO, AND F. JERONIMO. 1997. Adding methyl-substituted ammonia derivatives to a food-based synthetic attractant on capture of the Mediterranean and Mexican fruit flies (Diptera : tephritidae). Journal of Economic Entomology 90:1584-1589.

NAVARRO-LLOPIS, V. N., J. SANCHIS-CABANES, I. AYALA, V. CASANA-GINER, AND E. PRIMO-YUFERA. 2004. Efficacy of lufenuron as chemosterilant against Ceratitis capitata in field trials. Pest Management Science 60:914-920.

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