Sección: Con nombre propio
La Biotecnología todavía hoy levanta recelos entre los ciudadanos, cuando lo cierto es que los procesos de autorización de una variedad genéticamente modificada pasan por exhaustivos procesos de análisis de que esa transformación genética concreta, para la que se pide autorización, cumple todos los requisitos de seguridad que exige la Unión Europea en este tema.
No obstante, aunque una variedad genéticamente modificada constatado la inocuidad de dicha transformación genética, todavía deberá pasar el tramite de la complejidad burocrática de Bruselas. José Ignacio Cubero Salmerón, en esta entrevista concedida a PHYTOMA, nos habla ampliamente sobre el tema.
Con más de 200 publicaciones científicas, divulgativas o de ensayos, y vocal de la Comisión Nacional de Bioseguridad, así como Académico de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, el Doctor Ingeniero Agrónomo y Doctor en Biología José Ignacio Cubero Salmerón es sin duda una de las personas más indicadas para despejar cualquiera de las dudas que planean sobre palabras como Biotecnología, Ingeniería Genética, plantas transgénicas u organismo genéticamente modificado.
¿En verdad los cultivos modificados genéticamente constituyen un riesgo para el hombre o el medio ambiente?
En absoluto. Es algo tan fácil de decir como largo para contestar. Vamos a ver. La Comisión Nacional de Bioseguridad es la encargada de revisar la documentación y exigir las pruebas obligatorias que se refieren a cuatro campos principales:
1) Nutrición: el OMG debe tener un valor nutritivo equivalente a la variedad del organismo en cuestión que se transformó en tal OM; es decir, el OMG que se quiere comercializar y el que sirve de término de comparación sólo difieren en el gen introducido. A esto se lo llama equivalencia sustancial.
2) Alergenicidad: la nueva proteína producida por el gen introducido no debe ser alergénica. Para ello se empieza por comparar la secuencia de aminoácidos de esta proteína con las existentes en las bases de datos que ya tienen reconocido un efecto alergénico, por pequeño que sea; en cuanto se ve alguna secuencia de aminoácidos igual a alguna de dichas bases de datos, se elimina el organismo. Si hay duda, se pasa a pruebas in vitro y, finalmente in vivo. Una de las críticas aducidas siempre por los ecofundamentalistas es que, dicen, hubo una soja que produjo alergia porque se le había introducido un gen de una palmera brasileña. La operación fue cierta; que la soja resultante resultó alergénica; pero como tuvo que someterse a las pruebas indicadas, no pasó del nivel experimental. Se la rechazó por los propios obtentores y listo.
3) Toxicidad: se hacen pruebas de toxicidad aguada, crónica y subcrónica, además de las de oncogenicidad. Se utilizan animales de laboratorio, en ensayos de alto coste económico.
4) Efectos medioambientales: es obligatorio demostrar que el nuevo organismo no afecta a la fauna ni a la flora del entorno en que se ensaya, y esto a lo largo de varios años en experimentos de campo controlados por las agencias estatales y autonómicas, en los que la Comisión Nacional de Bioseguridad exige que se eliminen los restos de todo tipo, que no se conserven las semillas, etc. Todo lo que he dicho ocurre en el país miembro de la UE en el que se ha solicitado el permiso de comercialización. Cuando todo eso es correcto, y se tardan años, se envía la documentación a Bruselas para que apruebe el "evento"; es decir, el suceso de transformación genética. Bruselas no aprueba variedades sino la inocuidad de una cierta transformación genética. El proceso en Bruselas es de la mayor complejidad burocrática. Se necesita unanimidad de todos los Estados miembros, cosa imposible, por lo que no hay aprobación de nuevas transformaciones desde 1998 a causa del bloqueo que ejercen algunos países. No hay, por tanto, nuevas aprobaciones de variedades salvo si el "evento" se había aprobado con anterioridad, como es el caso de los cinco maíces resistentes al taladro aprobados para registro en España en 2004.
Tras la evaluación realizada por la Comisión Nacional de Bioseguridad, ¿se sigue algún tramite más?
Cuando Bruselas aprueba, o apruebe, un "evento", no termina ahí el proceso. Eso quiere decir, simplemente, que la transformación conseguida se ha comprobado que es inocua para humanos, animales y medio ambiente, y que tiene el permiso para ser comercializada en forma de variedades vegetales o de razas de cualquier otro organismo.
Así pues, los obtentores han de dirigirse ahora al país en que quieren registrar y comercializar una variedad con dicha transformación, variedad que ya puede haber sido conseguida, partiendo de la transformada genéticamente, por procedimientos tradicionales como el retrocruzamiento, etc. En ese país, han de seguir los pasos obligados por la legislación para tal menester: demostrar que la variedad se distingue de las demás existentes, que es homogénea y que es estable en el tiempo. Eso lleva otros pocos años. Y, en el caso concreto de las transgénicas, a todos ello hay que acompañarlo de un plan de seguimiento de cinco años de duración, para seguirle la pista de nuevo al medio ambiente, fauna, flora, etc.
Lo que sí sucede es que todas esas pruebas son costosas, sólo al alcance de grandes compañías; las pequeñas e intermedias están fuera del juego gracias a las exigencias ultraecologistas.
Los grupos medioambientalistas afirman que los riesgos sanitarios a largo plazo de los Organismos Modificados Genéticamente (OMG), presentes en nuestra alimentación o la de los animales de los que nos alimentamos, no están siendo evaluados y siguen siendo desconocidos. ¿Es cierta tal afirmación?.
Primeramente tendrían que definir qué es "largo plazo", porque así, indefinido, siempre podrán decir "todavía no". Que digan el plazo que quieren, para que llegado a su término los estudios puedan demostrar que, el producto que sea, fue inocuo o hizo daño. Pero la reclamación es absurda: el hombre tiene que actuar con plazos "humanos", esto es, dentro de límites racionales dentro de los cuales pueda verse, con el estado de la técnica de análisis actual, si los productos son buenos o malos.
Lo que he respondido a la primera pregunta da una idea suficiente, creo yo, de que los análisis y pruebas (y no he mencionado más que unas pocas) se hacen en serio. La deducción, si los ensayos dan como resultado la no toxicidad, etc., es que el producto es aceptable (y aun recomendable diría yo, pues no hay otros productos tan analizados y estudiados como éstos) para el consumo. ¿Le habríamos exigido al automóvil una seguridad "a largo plazo" para su aceptación? ¿Qué hubiéramos dicho tras el primer accidente mortal?
También afirman que la liberación de OMG es un acto irresponsable. ¿Tremendistas o tienen algo de razón?
Totalmente tremendistas. Resulta que el hombre ha movido plantas y animales como ha querido a lo largo de su historia. Gracias a eso sembramos trigo (natural del Oriente Próximo), maíz (de América), arroz (de Asia), tenemos geranios (de Sudáfrica) en nuestras macetas, vemos chumberas (americanas), castaños (asiáticos) en nuestro paisaje, bebemos vino (la vid es asiática)... ¿hay que llamar a todo esto "irresponsabilidad"? Y eso son especies completas, interaccionando fuertemente con el ambiente al que han sido transportadas. ¿Es posible que sembrar una variedad que tiene con la clásica sólo un gen de diferencia entre treinta o cuarenta mil suponga un riesgo?. Sobre todo después de que, para haber sido autorizada tal siembra se han necesitado una buena cantidad de estudios, como antes he dicho.
Recientemente el Gobierno británico encargó a una comisión de científicos independientes el estudio de las implicaciones que podían tener las variedades transgénicas resistentes a herbicidas en el medio ambiente. ¿Cómo valora usted los resultados de dicha investigación?.
Me parece una actitud seria por parte del Gobierno británico. Es así como hay que hacer las cosas: si hay unos que dicen blanco y otros negro, la Administración del Estado tiene la responsabilidad de tratar de llegar a saber si es de verdad blanco o de verdad negro. El estudio incluyó tres cultivos (maíz, remolacha azucarera y colza) con variedades transgénicas y no transgénicas, realizado durante tres años en el que se establecieron 283 parcelas de ensayo; todo ello dio lugar a ocho artículos científicos donde se exponen los resultados, describiendo los métodos seguidos para que el que quiera pueda repetirlos.
Eso es lo que se llama "método científico". Se escogió un carácter concreto por su relevancia con el medio ambiente y su repercusión en los campos de cultivo: la resistencia a un herbicida de amplio uso en la agricultura actual. Lo importante es que los resultados no dependen de si la variedad es transgénica o no sino de cómo se realizó el cultivo.
Por concretar algo más: en las variedades no transgénicas (o sea, obtenidas por métodos tradicionales de mejora) de remolacha y de colza hubo, por ejemplo, más abejas y mariposas (en general, más diversidad biológica) que en las variedades transgénicas, en tanto que en el maíz ocurría lo contrario: las transgénicas presentaban mayor diversidad biológica en su parcela. Los responsables del estudio lo explicaron por la abundancia relativa de malas hierbas en las parcelas de cultivo, ya que a mayor número de flores, mayor cantidad de insectos. Repito, pues, que el resultado no depende del hecho diferencial de ser o no transgénica (los ecofundamentalistas claman que la diferencia afecta a la mismísima esencia aristotélica), sino del manejo del cultivo: quien quiera un cultivo "limpio", sin mas hierbas, tendrá menos flora y menos fauna.
Cambiando un poco de tema, ¿qué ha representado la biotecnología en la mejora de las plantas cultivadas?.
Representa la incorporación de una herramienta capaz de resolver problemas puntuales de importancia irresolubles por otros procedimientos. Es un paso lógico en la Historia de la Mejora: selección simple, cruzamiento y finalmente el paso sobre el cruzamiento. Es importante decir que no son tres procedimientos aislados: el básico es la selección, sobre él se injertó el cruzamiento y sobre ambos la ingeniería genética.
Con selección simple e inconsciente fue capaz el hombre de domesticar plantas y animales salvajes; el cruzamiento y posterior selección perfeccionó las razas desde el siglo XVIII; la biotecnología les añade caracteres de excepcional importancia, pero es incapaz, al menos por ahora, de domesticar organismos salvajes ni de crear razas nuevas. Cada método complementa los anteriores, no los suplanta.
¿Qué aporta y que puede aportar la biotecnología a la agricultura del futuro?.
Ya ha aportado caracteres como resistencia a insectos, e insectos de difícil, costoso y peligroso tratamiento, a virus, a herbicidas y algunos otros como la maduración retardada (fundamental en frutos perecederos), la posibilidad de obtención de híbridos, etc. Para el futuro hay todo un catálogo de caracteres deseables que están en vías de ser introducidos. No sé si todos ellos llegarán al estado de "variedad comercial", pues una cosa es tener éxito en laboratorio y otra tenerlo en campo. Me conformaría con un buen aporte de genes de resistencia tanto a insectos (el talón de Aquiles de la mejora clásica) como a virus, bacterias y hongos. También con una modificación en la calidad, como el arroz "dorado" con beta carotenos (provitamina A), cosa imposible de haber conseguido por métodos tradicionales y tan importante en toda Asia. Y por último, con la obtención de biofactorías, esto es, plantas que producen medicamentos y sustancias de interés industrial. Menciono todo esto porque hay en los tres grupos casos que ya se pueden dar por reales y no por ciencia- ficción, de la que siempre hay que huir.
¿Cuál es el riesgo de la aparición de nuevas resistencias en este tipo de cultivos?.
Los hay como lo hay en las variedades tradicionales. Hay que tener en cuenta que un gen de resistencia representa una muralla frente al parásito; éste es como un ejército asaltante: si la muralla es alta, tendrá que hacer escaleras más altas. Quiero decir, que el parásito es un ser vivo que buscará sin descanso una vía de entrada por esa muralla. Eso ha sucedido en el pasado con genes bien buenos (por ejemplo, los genes R de resistencia a la roña de la patata) y en gran parte es debido al mal manejo de las variedades resistentes (por ejemplo, sembrar variedades resistentes con el mismo gen una y otra vez en el mismo lugar, sembrarlas donde la incidencia del parásito no es grande, etc.) Pero los mejoradores, una y otra vez, han sabido buscar nuevos genes de resistencia. ¿Qué es mejor no tener que buscarlos de nuevo por no haberse perdido la eficacia de los primeros?
Por supuesto, pero aquí hay que traer a colación la preparación técnica del agricultor, la de los servicios de extensión y la de los responsables de la política agraria. Ahora bien, como los avisados salen de los escarmentados, en el caso de las variedades transgénicas resistentes a algún parásito se han diseñado procedimientos de protección que no se tienen en cuenta (y no sé por qué) en el caso de las tradicionales. Es el caso de las famosas "islas" de alguna variedad tradicional susceptible en medio o al lado de las transgénicas resistentes.
No puedo explicar en pocas palabras la base de tal exigencia, pero se basa en buenos modelos de dinámica de poblaciones. De paso he de decir que si alguien arguye que en España se ha dicho que tales islas no son necesarias, es cierto aunque se recomienden: se siembra tan escasa cantidad de maíz resistente a taladro que, en realidad, las parcelas transgénicas son "islas" en medio de un océano convencional. Otra vía de defensa que se está siguiendo es la inclusión de más de un gen de resistencia en la misma variedad, con lo que el parásito tiene que sufrir una doble mutación, lo que convierte a esta posibilidad en un suceso muy pero que muy raro (aproximadamente un individuo entre cada diez mil millones). Pero, atención: puede ocurrir, por lo que hay que seguir buenos principios agrícolas (rotaciones, diversificación, etc., incluso "ayudar" con algún tratamiento suave si fuera menester) para proteger nuestros genes de resistencia, clásicos o "biotecnológicos".
Por último, usted es académico de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, ¿cuáles son sus objetivos y qué trabajo realiza dicha institución?.
Los objetivos de sus fundadores fueron promover la Ciencia y el espíritu científico, a semejanza de las primeras Academias fundadas en Inglaterra, Francia y Alemania. Es lo que se sigue haciendo aunque en la práctica parezca que lo que se hace es tan sólo premiar la labor de una vida. Siempre se dice como crítica que ni "están todos los que son ni son todos los que están", pero hay que recordar que la Ciencia del XXI no es la del XVII en el sentido de que se ha diversificado enormemente y una Academia de Ciencias debe tener representantes de todos los ramos del saber. Sí que echo de menos que las Academias españolas, incluyendo la de la Lengua, no intervengan activamente en campos polémicos en los que hace falta que se haga oír una voz independiente con prestigio.
La Academia de Ciencias de los EE UU, por ejemplo, interviene activamente, sin necesidad de requerimiento por el Gobierno, en campos críticos; lo hizo con la erosión genética y lo ha hecho con las transgénicas. Hay que decir que como ni la sociedad española ni, mucho menos, el Gobierno o los Gobiernos españoles creen para casi nada en la Ciencia, se puede haber creado un estado de ánimo entre los académicos en el sentido de decir "si ni nos preguntan ni nos van a leer? ¿para qué?". Pensar que ni en el asunto de los organismos modificados genéticamente ni en el de las células madre, por no citar más que dos ejemplos, han tenido nuestras autoridades la más mínima intención de consultar a la Academia. Para cerrar este breve comentario, quiero insistir en lo que siempre insisto al hablar de las variedades transgénicas: no son milagros, son ofertas a la agricultura y al agricultor; el resultado final lo produce el manejo en el campo, como siempre ha sido, no la manera en que se han obtenido las variedades.
Y, como también insisto siempre, en que distintos productos darán diferentes resultados: de ahí las diferencias entre cultivos (es decir, entre manejos en el campo) que se registran entre colza y remolacha de una parte y maíz de otra. Por lo tanto, hay que estudiar y ensayar "paso a paso" y "caso a caso".