Uruguay ha liberado individuos de Tamarixia radiata, parasitoide de Diaphorina citri, tras el primer brote de HLB registrado en el país, en un árbol de un jardín particular de Bella Unión.
La detección de esta enfermedad de los cítricos, que desde hace años está presente en Argentina, Brasil y Paraguay, se produjo gracias a los controles que realiza el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca uruguayo. Tras la confirmación del positivo mediante una prueba PCR, la planta infectada se destruyó de inmediato y las autoridades fitosanitarias están realizando prospecciones en un radio de 10 km alrededor del lugar de detección, en el departamento de Artigas, en el norte del país. Por el momento, no se han encontrado nuevas plantas con la bacteria. El sector citrícola uruguayo genera 17.000 puestos de trabajo directos y exportaciones por más de 80 millones de dólares anuales.
Entre las medidas fitosanitarias desplegadas para evitar la propagación de la enfermedad, recogidas en un plan de contingencia desarrollado durante los últimos diez años entre instituciones públicas y privadas, se incluyen las sueltas de T. radiata para controlar las poblaciones del vector. Esta avispilla ya se utiliza en los programas de control biológico en Florida, pero su capacidad de parasitismo es mucho mayor en California, donde se han liberado más de 23 millones de ejemplares. Según Mark Hoddle, especialista en control biológico en el Departamento de Entomología de la Universidad de California Riverside, esto se debe probablemente a que los individuos liberados en Florida eran más débiles y menos eficaces porque procedían de varias generaciones criadas en laboratorio y se habían aclimatado a esas condiciones.
Para el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, la liberación de T. radiata también es la bala de plata en el caso de que D. citri alcance la península (ya se ha establecido a Israel). No se puede liberar antes porque es un parasitoide muy específico y se necesita del psílido para la cría y reproducción.