Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos ha criticado que la propuesta de la Comisión de reducir el uso de plaguicidas “no atiende a la realidad productiva del sector agrario estatal y comunitario, que, además, no está acompañado de un estudio de impacto riguroso, que no presenta alternativas ciertas y viables para las explotaciones y que no hace ninguna referencia a las sustancias prohibidas que entran a través de las importaciones alimentarias de países terceros”. Tras revisar los cambios que la Comisión Europea quiere introducir en el marco legislativo sobre uso sostenible de productos fitosanitarios, la organización agraria se muestra contraria a la celeridad de tal proceso y lo tilda de incongruente.
Unión de Uniones apunta que la sistemática supresión de materias activas para combatir las plagas y enfermedades por parte de la UE, sin contar con alternativas de eficacia contrastada, “está generando problemas en muchos cultivos, con pérdidas de cosechas y un incremento de los costes de los agricultores para hacer frente a los daños generados por determinadas plagas y enfermedades para los que actualmente no existen soluciones que proporcionen buenos resultados”.
La organización agraria ya alertó de que los objetivos ambientales apuntados en la Estrategia De la Granja a la Mesa se acabarían reflejando en reglamentos de obligado cumplimiento, como propone la Comisión. “Ahora se ven las consecuencias de cuando el Consejo y el Parlamento dieron alegremente su visto bueno a aquella estrategia”, critica, al tiempo que considera una irresponsabilidad continuar con la misma “hoja de ruta planteada desde 2019, como si, en el mundo en estos tres últimos años, no nos hubiera caído encima una pandemia global y una crisis bélica en Europa”.
“Además de no presentar ninguna alternativa tangible para nuestras producciones, la CE deja entrar productos que han sido cultivados o trabajados con materias activas que aquí están prohibidas y seguirá permitiéndolo sin mirar el grado de intensidad en el uso de los fitosanitarios”, denuncia la organización. “Parece que lo que se contamina en la otra parte del mundo computa en otro planeta, así como las emisiones de CO2 que se generan al traerlo”.
La organización advierte de que “poniendo más trabas sin dar alternativas, sin mirar de frente la realidad del sector, se pone peligro la seguridad y soberanía alimentaria porque llegará un momento en que ya nadie quiera dedicarse a la agricultura y la ganadería”.