La expansión de Scirtothrips aurantii por la Comunidad Valenciana sigue disparada: a finales de noviembre, ya se había identificado en 325 municipios de 25 comarcas. Además, se cobra una nueva víctima: a los cítricos, granado, caqui y uva de mesa, hay que sumar el aguacate.
Vicente Dalmau, jefe del Servicio de Sanidad Vegetal de la Generalitat Valenciana, participó en la jornada anual de la Red ATRIA, que organiza Cooperatives Agro-alimentèries de la Comunitat Valenciana, donde presentó los últimos datos sobre el alcance de esta plaga que se detectó en primavera. La última actualización dibuja un mapa donde esta especie colorea todas las comarcas costeras, además del interior de Valencia. El trips sudafricano de los cítricos ya está presente en 79 municipios de seis comarcas alicantinas, 207 municipios de trece comarcas valencianas y 39 municipios de seis comarcas de Castellón.
Dalmau comparó está rápida expansión con la de S. dorsalis, que apareció en 2016 en el sur de Alicante. A pesar de los tratamientos insecticidas, no se consiguió contener su expansión y, ocho años después, se ha localizado en 48 municipios de trece comarcas: seis de Valencia, cinco de Alicante y dos de Castellón. En muy poco tiempo, la nueva plaga ha conseguido alcanzar mucho más territorio.
Scirtothrips aurantii es considerada una plaga de gran importancia económica de cítricos -principalmente sobre variedades de naranja-, pero en la Comunidad Valenciana afecta también a las producciones de aguacate, uva de mesa, granada y caqui, donde puede ocasionar daños en los frutos, que hacen que estos pierdan su valor comercial y solo sean aptos para su procesado. En algunos mercados de destino de las producciones valencianas, es considerada una plaga de cuarentena, lo que puede afectar a las condiciones para la exportación.
En cítricos, caqui y granado, los daños son similares: en las hojas, causa manchas plateadas y cicatrices debido a la alimentación de larvas y adultos, que raspan las células epidérmicas; en los frutos, produce manchas plateadas, cicatrices y deformaciones; en los brotes jóvenes, puede provocar necrosis y caída prematura de hojas si la infestación es alta.
En muy poco tiempo, el trips ha conseguido alcanzar mucho más territorio que Scirtothrips dorsalis en ocho años
Ante este nuevo peligro para la agricultura valenciana, Sanidad Vegetal elaboró unas recomendaciones para su control. En cítricos, recomienda efectuar labores que mejoren la aireación e iluminación del interior de la copa de los árboles, como las podas. Estas parecen dificultar la instalación de las poblaciones del insecto; no obstante, deben ser equilibradas para minimizar la aparición de rebrotes o chupones, por su efecto de atracción de la plaga y por ser nicho ideal para su multiplicación. Las podas facilitarán un adecuado mojado del árbol y mejorarán así la eficacia de las aplicaciones fitosanitarias.
La dispersión natural es relativamente limitada, por lo que resulta fundamental organizar adecuadamente las labores de poda, recolección y transporte, y aplicar medidas higiénicas entre parcelas para evitar una posible dispersión involuntaria a nuevas zonas. Esto incluiría la limpieza de cajones y capazos de recolección, ropa de operarios y vehículos.
La colocación de trampas adhesivas cromotrópicas amarillas puede facilitar la detección del trips antes de que se alimente de los frutos recién cuajados y los dañe.
Sanidad Vegetal recuerda la importancia de respetar la fauna auxiliar presente en el cultivo. Si bien es posible que los insectos depredadores (Franklinothrips megalops, Orius spp., Chrysoperla spp.) o los fitoseidos no controlen por sí solos la plaga, éstos contribuyen a su control o incluso a evitar su instalación en la parcela.
En cuanto al control químico, resulta crucial intensificar la vigilancia y prospección de los cultivos a fin de detectar lo antes posible su posible entrada y, en caso de confirmar su presencia, planificar las intervenciones fitosanitarias más adecuadas. Es imprescindible no efectuar aplicaciones fitosanitarias reiteradas (especialmente de piretrinas o piretroides) e indiscriminadas por el impacto sobre la fauna auxiliar. Además, se debe tener en cuenta el nivel de residuos de las sustancias empleadas y evitar aplicar dos veces consecutivas materias activas con el mismo modo de acción para minimizar el riesgo de aparición de resistencias.