El Gobierno de Murcia ha iniciado los tratamientos terrestres para combatir la plaga de la procesionaria del pino en montes públicos. Una actuación que abarca 860 hectáreas repartidas entre los municipios de Murcia, Bullas, Pliego y Albudeitey supone una inversión de 114.767 euros.
La Dirección General de Medio Natural desarrolla un plan para el período 2020-2023 que consta de tres fases: tratamientos aéreos (9.200 hectáreas), tratamientos terrestres (3.440 hectáreas) y un programa de lucha integrada, con una inversión total de 1.153.000 euros, financiados en gran parte por el fondo FEADER de la Unión Europea. En octubre de 2020 se trataron 2.300 hectáreas con medios aéreos. Ahora comienzan los tratamientos terrestres.
Para la selección idónea de las áreas a tratar se ha creado una base de datos en la que se registra el estado larvario y de afección y el tipo de tratamiento a ejecutar, en zonas previamente marcadas por los agentes forestales, mediante sistemas de información geográfica (SIG), con visitas a todas las comarcas forestales.
Para los tratamientos se utilizará cipermetrina, insecticida no sistémico de amplio espectro, con un buen efecto de choque sobre la oruga y con baja persistencia, reconocido y certificado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Dicho insecticida será aplicado en aquellas zonas en las que, por la afluencia de público, la presencia de la procesionaria pueda conllevar algún tipo de riesgo para la salud de las personas. El efecto más perjudicial que produce este insecto se deriva del carácter urticante de sus orugas sobre animales y personas.
El plan desarrollado por la Dirección General de Medio Natural también incluye actuaciones complementarias de lucha integrada contra la plaga, como la colocación en los árboles de doscientas cajas nido para aves, con el objetivo de que puedan ser colonizadas por páridos (carboneros y herrerillos) principalmente, así como otras especies pequeñas de aves insectívoras (papamoscas, gorrión molinero, trepador azul, entre otros). Las cajas nido serán georreferenciadas para realizar su seguimiento anual y controlar el porcentaje de acogida que puedan tener, así como para su mantenimiento futuro.
La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es uno de los insectos defoliadores de coníferas más importantes en el ámbito mediterráneo. Se alimenta básicamente de las acículas de los pinos. Su ciclo anual comprende cinco etapas o estadios. Los mayores daños sobre las masas de pinar los provoca en su fase de oruga. Su desarrollo y evolución está íntimamente ligado a la climatología.
El adulto emerge de la crisálida en los días de verano. Al poco tiempo, la hembra de esta especie atrae con sus feromonas al macho y tras el apareamiento se produce la búsqueda del ramillo para realizar la puesta, que suele llevar a cabo en árboles aislados o en bordes de la masa, donde cada puesta estará formada por entre 50 y 300 huevos. El nacimiento de las primeras orugas se produce aproximadamente a los 30-40 días tras la puesta y desde ese momento comienzan su alimentación en el mismo árbol donde están.
Tras sucesivas mudas que irán determinando su estadio larvario, alcanzan el último de ellos tras el periodo invernal. Es en este momento cuando se producen las defoliaciones más intensas. Por lo tanto, el alimento es el principal factor regulador en la dinámica natural de estas poblaciones de insectos.
En la época de primavera alcanzan su máximo desarrollo y comienzan las famosas ‘procesiones de enterramiento’. Poco a poco, las orugas de la colonia se van enterrando en el suelo para comenzar el proceso de crisalidación. Pueden permanecer en este estado desde unos pocos meses hasta años, esperando a que las condiciones climatológicas sean óptimas para emerger.