El Servicio de Sanidad Vegetal de Murcia ha advertido del importante aumento de poblaciones de trips que se está produciendo en las últimas semanas. A tenor de los precedentes, Scirtothrips dorsalis es la especie que probablemente esté causando los daños, pero los técnicos están tomando algunas muestras para descartar que haya otros trips implicados, como S. aurantii, que recientemente apareció en las comarcas meridionales de Alicante.

En cítricos, ya se observa la colonización de hojas en nuevos brotes, que producen las características deformaciones y abortos en éstas, y en frutos (inicialmente, alrededor del pedúnculo). Si bien los daños aún no son muy intensos, Sanidad Vegetal indica que en las plantaciones que tengan frutos más jóvenes (atrasados), existe el riesgo de que sean más intensos, sobre todo en variedades reflorescentes.

También se han detectado daños en parrales de uva de mesa, con importante colonización y afección en sarmientos, sobre todo en los injertos, e incluso sobre frutos tardíos. “A medida que las nuevas especies vayan aumentando sus poblaciones cada año, sus efectos sobre distintos cultivos puede ir incrementándose y, con ello, complicando aún más la situación, dado que al disponer de más especies sobre las que reproducirse, podrá verse aumentado el periodo con altas poblaciones y con ello hacer más daños en plantas y sus cosechas, haciendo necesario un mayor control fitosanitario”, reconoce Sanidad Vegetal, que hace una llamamiento a los técnicos y productores, principalmente de cítricos y uva de mesa, para que presten mucha atención a la presencia de estos insectos en sus cultivos. “Especialmente, deben observarse los brotes en desarrollo y dentro de estos, en las partes que estén más cubiertas, ya que las usan para esconderse. Su detección precoz y control fitosanitario para cortar su evolución es crucial de cara a reducir daños en la cosecha”.

Sanidad Vegetal hace una llamamiento a los técnicos y productores, principalmente de cítricos y uva de mesa, para que presten mucha atención a la presencia de trips

Sanidad Vegetal denuncia que las fincas abandonadas pueden complicar la gestión de plagas y enfermedades. “Numerosas explotaciones vienen siendo abandonadas y, en el caso particular del arbolado, en numerosas ocasiones, los productores dejan de abonar, regar, laborear y en definitiva cuidar, pero no eliminan ese arbolado, lo que supone un gravísimo problema fitosanitario cuando esto afecta a una superficie agrícola importante en algunas zonas. Esas plantaciones que no son eliminadas van progresivamente decayendo y, en algunos casos, mueren los ejemplares, aunque no es raro que muchos pies subsistan en pésimas condiciones durante bastantes años”.

Esta circunstancia conlleva un importante riesgo para la salud de los cultivos. Por un lado, el arbolado muerto o en proceso es un foco importantísimo de insectos barrenadores de la madera, y sus poblaciones pueden llegar a afectar a plantaciones próximas que sí están cultivadas. Por otro, los árboles que subsisten pueden hacer de reservorios de plagas, y aunque las plantaciones realicen sus controles fitosanitarios, pueden sufrir reintroducciones de plagas desde las fincas abandonadas. “No solo hablamos de insectos, sino también de enfermedades y otras especies dañinas como conejos o ratas; estos últimos, que cada vez están generando más problemas a agricultores e incluso al resto de personas, por el riesgo de enfermedades y garrapatas”.

Aunque el fenómeno del abandono de explotaciones agrícolas no es nuevo, y ya en el pasado se habían dado periodos en los que algunos cultivos decayeron y un buen número de parcelas fueron abandonadas temporal o definitivamente (por ejemplo, cereales y vid), Sanidad Vegetal ha constatado que “en los últimos tiempos se observa un importante incremento en el número de fincas que se están dejando de cultivar y, en última instancia, acaban siendo abandonadas”.

Detrás del abandono, está la crisis de los precios de los productos, el envejecimiento de los agricultores, la falta de relevo generacional, las restricciones en el riego, las expectativas de desarrollo urbanístico, entre otros motivos.