INTIA congregó a un centenar de profesionales en la jornada de hortícolas de invierno, que se celebró en la finca experimental de Cadreita. En el balance de campaña, el coordinador de asesoramiento agrícola, Daniel Andión, subrayó la mayor incidencia de algunas plagas y enfermedades que antes eran secundarias en Navarra debido a las condiciones climatológicas extremas registradas este año.
El factor climatológico ha sido determinante en el inicio de esta campaña debido fundamentalmente a las altas temperaturas, que han superado entre 3 ºC y 4,5 ºC las medias históricas, y a las lluvias caídas desde junio, muy por encima de la media registrada. A esta situación excepcional, cabe sumar la incertidumbre en el sector a comienzo de campaña, precisamente por la escasez de agua embalsada, lo que llevó a retrasar la toma de decisiones y, por consiguiente, la época de plantación, lo que ha supuesto un desplazamiento de los ciclos en los cultivos.
Estos tres factores (el calor extremo, el ambiente húmedo y el desplazamiento del ciclo de cultivo) han sido determinantes para crear unas condiciones óptimas para la proliferación de plagas y enfermedades, algunas de ellas de una forma inusual. Tanto es así que plagas que en años anteriores eran secundarias en Navarra, han pasado este año a ser principales debido a la excepcionalidad de la campaña. El ejemplo más claro es el de Hellula undalis o polilla del tallo de las crucíferas, un lepidóptero que se alimenta de las yemas terminales del tallo y que llega a dejar al cultivo sin cabeza. En cuanto a enfermedades, la alternaria ha sido la más frecuente en las parcelas navarras, con presencia también de bacteriosis o mildiu, en otros casos.
Desde los equipos técnicos de Asesoramiento y Experimentación de INTIA, se insiste en la premisa de que no hay que descuidar los conceptos y prácticas agronómicas que contribuyen a prevenir estos problemas. “Las limitaciones en el uso de tratamientos fitosanitarios y los factores externos como la climatología adversa deben reforzar la necesidad de adoptar medidas agronómicas que sean soluciones efectivas”, señaló Andión, que recordó que desde el instituto tecnológico navarro se están investigando alternativas como las nuevas variedades, distintas épocas de plantación, tipos de manejo, que pueden favorecer el buen desarrollo del cultivo. “Se trata de observar de manera constante, de estar en el campo y de estudiar opciones complementarias que se puedan adaptar a las nuevas circunstancias con las que nos estamos encontrando”.
lrache Garnica, técnica de INTIA especializada en gestión de malas hierbas, insistió en el esfuerzo que hay que hacer y diversificar al máximo las acciones que ayuden a mejorar la gestión de las arvenses (falsa siembra, deshierbe mecánico, conocer muy bien el problema de cada parcela, conocer las características de los herbicidas para aplicarlos de forma óptima). “El uso exclusivo de la lucha química puede ser un fracaso”, advirtió.
Plagas que eran secundarias en Navarra han pasado a ser principales. El ejemplo más claro es el de Hellula undalis o polilla del tallo de las crucíferas
Los cultivos hortícolas de invierno ocupan en Navarra una superficie que ronda las 13.000 hectáreas, ocupadas principalmente por crucíferas, leguminosas y cucurbitáceas. En el balance de la campaña, destaca la reducción del 26% de superficie de alcachofa en los últimos años, a pesar de la recuperación que se produjo hasta 2018. En cuanto a producción, el año pasado se detectó un ligero incremento, con cerca de 13.000 toneladas en total, unas 400 toneladas más que el año anterior.
En cuanto a la coliflor, a pesar de que la superficie plantada se había ido recuperando en las dos últimas décadas, en los últimos cinco años se ha registrado una caída del 45%, hasta bajar del umbral del millar de hectáreas. Y según datos de coyuntura agraria, la producción ha caído de la misma manera, hasta situarse en 35.000 toneladas.
El brócoli es el cultivo que mayores problemas está acusando en Navarra (fitosanitarios, alza de costes, falta de mano de obra) y que en 2023 ha roto la línea ascendente de superficie, con 4.127 hectáreas en total, un millar menos que el año pasado.
La jornada contó con la colaboración del proyecto LIFE NAdapta, estrategia de adaptación al Cambio Climático del Gobierno de Navarra. El programa de formación de INTIA está financiado por el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra y cofinanciado por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural.