El agua descargada durante la DANA esconde un patógeno que podría afectar a los cítricos en la próxima campaña: las especies de Phytophthora, oomicetos causantes de la gomosis de los cítricos y la podredumbre del cuello y las raíces. Las medidas de control urgentes resultan fundamentales para frenar su aparición, sobre todo en las variedades de clementinas, más sensibles a estas enfermedades.
La gomosis de los cítricos afecta al tronco y las ramas principales de los árboles. Como su nombre indica, se caracteriza por la aparición abundante de goma sobre los tejidos afectados. Si se elimina la corteza, se puede apreciar los tejidos internos del floema y el cambium con un color marrón y aspecto acuoso muy característico. Las lesiones se desarrollan y aumentan su tamaño durante varios ciclos de cultivo; rodean por completo la rama o el tronco afectado y provocan un decaimiento general y finalmente su muerte. Por su parte, la podredumbre del cuello y las raíces afecta al patrón, principalmente en la base del tronco y las raíces estructurales, donde aparecen chancros de tamaño variable. En algunos casos, la enfermedad causa también pudriciones de las raicillas absorbentes, lo que se traduce en falta de vigor, clorosis y defoliación de los árboles afectados.
Las especies de Phytophthora se desarrollan en el suelo y necesitan agua para multiplicarse, diseminarse e infectar los árboles. El inóculo está ampliamente distribuido en las zonas citrícolas, aunque con diferentes niveles según la parcela y su historial de cultivo.
En la mayoría las zonas inundadas por la DANA, el nivel del agua ha alcanzado al tronco y las ramas principales de los árboles, lo que favorece las infecciones de Phytophthora. En general, las variedades de cítricos son mucho más sensibles que los patrones, por lo que las consecuencias de estas infecciones son mucho más graves y pueden condicionar seriamente la viabilidad de la plantación. “Phytophthora va a tardar por lo menos un año en dar la cara; de las infecciones que estén ocurriendo ahora, no van a aparecer síntomas visibles de gomosis hasta la primavera de 2025, incluso más tarde. Cuando veamos los síntomas, va a ser tarde para actuar con fungicidas: podemos recomendar los tratamientos, pero en ese momento la eficacia va a ser muy baja”, advierte Antonio Vicent, coordinador del Centro de Protección Vegetal y Biotecnología del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA).
Las inundaciones también favorecen las condiciones para la asfixia radicular, una afección abiótica (no parasitaria) que dificulta la respiración de la planta y produce su muerte. En esos casos, no hay nada que hacer. Sin embargo, una vez evacuadas las aguas de las parcelas de cítricos inundadas y sea posible acceder a ellas con seguridad, aún se puede actuar celeridad para evitar el desarrollo de la gomosis y la podredumbre del cuello y las raíces.
El Servicio de Sanidad Vegetal de la Comunitat Valenciana y el IVIA han elaborado una circular con recomendaciones para atajar este problema fitosanitario antes de que sea demasiado tarde, especialmente para las variedades de clementinas, por lo general más sensibles a este patógeno.
En primer lugar, hay que retirar los acúmulos de tierra sobre el tronco, especialmente sobre la variedad, para evitar el contacto directo de los propágulos de Phytophthora y las posibles infecciones posteriores.
Además, conviene retirar las protecciones plásticas de los plantones, que se utilizan para protegerlos del frío, los herbicidas y los ataques de conejos y roedores, pero que favorecen la acumulación de agua alrededor del tronco. Si es necesario mantener las protecciones, pueden sustituirse por unas permeables de malla plástica o metálica.
Sanidad Vegetal también aconseja la aplicación de fungicidas sistémicos autorizados para el control de estas enfermedades. Fosetil-Al, fosfonatos de potasio y metalaxil tienen acción curativa, por lo que son efectivos frente a infecciones recientes de Phytophthora, y poseen capacidad de translocación vascular ascendente, por lo que pueden aplicarse vía riego localizado. Los dos primeros, además, presentan también traslocación vascular descendente y pueden aplicarse también vía foliar. Estos fungicidas sistémicos también son muy efectivos también si se aplican directamente al tronco y las ramas principales.
Por el contrario, los compuestos de cobre inorgánico no resultan eficaces, ya que su acción es preventiva, no curativa, y a causa de la DANA, muchos árboles pueden presentar ya infecciones incipientes, aunque los síntomas no sean visibles.
La aplicación debe realizarse inmediatamente, cuando sea posible entrar con seguridad en la parcela, y mantener esta estrategia durante el próximo año con dos o tres aplicaciones adicionales. “Intentamos salvar aquellas zonas donde el encharcamiento no ha sido tan extremo que el árbol se va a recuperar y no va a tener un problema de asfixia radicular, pero sí o sí va a tener problemas de Phytophthora. Pensamos que estas medidas van a ser eficaces; se han aplicado en otras ocasiones, en encharcamientos por barrancos, problemas de riego o escorrentías de agua, y los resultados han sido muy positivos”, confía Antonio Vicent.
El fitopatólogo pide a los agricultores que, a través de las organizaciones agrarias o las cooperativas, contacten con Sanidad Vegetal o el IVIA si observan la aparición de síntomas. No sólo en cítricos, sino en otros cultivos, como frutales de hueso o caqui, que, aunque hasta ahora no han sufrido este problema, también podrían ser sensibles a Phytophthora en unas circunstancias extraordinarias como las propiciadas por la DANA.
Por último, Vicent subraya que, actualmente, todo el territorio está cartografiado con imágenes de satélites a través del programa Copernicus de la Unión Europea, lo que facilita la gestión de la enfermedad. “Prácticamente, se sabe a nivel de parcela dónde se han producido encharcamientos y durante cuánto tiempo. Podemos ver la gravedad por zonas y hacer un seguimiento y valoración de la situación”.