El sistema rápido de alertas de piensos y alimentos de la Comisión Europea (RASFF) detectó en 2024 un total de 892 rechazos de productos hortofrutícolas de terceros países con materias activas no autorizadas en la Unión Europea o por superar los límites máximos de residuos (LMR) permitidos. Esta cifra supone un incremento del 45% respecto al año anterior, en el que se notificaron 613 alertas.
Ante la magnitud de los datos, La Unió Llauradora propone incrementar al 50% el control de identidad y físicos a las frutas y hortalizas de Turquía y Egipto, países con el mayor número de intercepciones, y que se amplíe el período de estas medidas a doce meses. Si durante cualquiera de los meses de este período, se observa un incremento del 5% de las alertas en algún producto, la organización agraria plantea para ambos países el cierre de las importaciones de aquellos productos con restos de plaguicidas no autorizados en la UE o que superen los LMR establecidos.
La Unió Llauradora señala que este crecimiento tan relevante se produce sin que existan mecanismos de reciprocidad en los estándares de producción entre los productos importados y europeos, sin la adopción de cláusulas espejo y sin ningún tipo de compromiso tampoco de reducción de materias activas en terceros países, como se lleva a cabo en la UE. Carles Peris, su secretario general, denuncia que “no se avanza nada en la reciprocidad, las cláusulas espejo se quedan siempre en un mero anuncio, pero nunca son una realidad, por lo que las autoridades comunitarias deberían plantearse su política de reducción de materias activas si no es capaz de avanzar en estos otros aspectos. Si determinadas sustancias o productos fitosanitarios son malas aquí para los consumidores, digo yo que también serán las que nos entran con los productos importados”.
La asociación agraria valenciana efectúa análisis periódicos a los productos hortofrutícolas importados que se venden en los supermercados e hipermercados de la Comunidad Valenciana. En los de este año, ha observado que los establecimientos valencianos son mucho más tolerantes y permisivos con las materias activas de plaguicidas en cítricos importados que los de otros países de la UE. Por ejemplo, asegura que el 88% de los cítricos sudafricanos que se venden en supermercados españoles no se podrían vender en la mayoría de los supermercados europeos debido a sus normas más restrictivas de uso interno. “Las autoridades comunitarias no pueden hacer por más tiempo la vista gorda ante esta situación y deben garantizar que los productos agrícolas importados a disposición de los consumidores tengan los mismos estándares de producción que los que se nos exige a los agricultores europeos. No puede ser que los terceros países tengan todas las ventajas del mundo a la hora de entrar con sus productos en los mercados europeos, mientras aquí nosotros hacemos esfuerzos en la reducción del uso de plaguicidas que nos han provocado más dificultades para controlar las plagas y mayores costes productivos que debemos asumir, como por ejemplo el control del trips sudafricano (Scirtothrips aurantii) nos ha supuesto esta campaña un aumento de los gastos del 40%”, denuncia Peris.