El herbicida bromoxynil se suma a la lista de materias activas que han dejado de poder utilizarse en la Unión Europea. La Comisión ha aprobado el Reglamento de Ejecución (UE) 2020/1276, por el que no se renueva la aprobación de esta sustancia activa utilizada ampliamente en el control en postemergencia de dicotiledoneas en cereales de invierno y maíz, especialmente en casos de resistencias a herbicidas inhibidores de la ALS.
Los países deben retirar las autorizaciones de los productos fitosanitarios que contengan el bromoxinil antes del 15 de marzo de 2021, aunque pueden conceder un período de gracia que expirará el 14 de septiembre del mismo año.
En su informe científico, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria indica “un riesgo para los menores residentes derivado de los usos representativos del bromoxinil, incluso teniendo en cuenta las medidas de mitigación disponibles”. También detectó un riesgo elevado para los mamíferos silvestres derivado de la exposición alimentaria al bromoxinil y llegó a la conclusión de que “no podían finalizarse la evaluación de riesgos para los productos de origen animal y la evaluación de riesgos para los organismos acuáticos”. La EFSA señala que, aunque para algunos usos del bromoxinil y en algunos países puede haber un número insuficiente de alternativas químicas, “existe una amplia gama de métodos preventivos y curativos no químicos, y en muchos casos resulta posible combinar métodos químicos y no químicos”.
Según José María Montull, experto del Grupo de Malherbología de la Universidad de Lleida, “en el caso del manejo de resistencias perdemos una sustancia activa que es única en su mecanismo de acción y sin resistencias cruzadas con otros mecanismos”. Este herbicida también se utiliza en cultivos de cebolla y ajos, donde existen materias activas alternativas, “pero con un coste mucho más alto y menos eficaz”, advierte Montull.