El pasado 20 de junio se presentó en la sede de la Real Academia de Ingeniería de España el libro La Sanidad Vegetal en la Agricultura y la Silvicultura: retos y perspectivas para la próxima década, del que son autores los Profs. Rafael. M. Jiménez Díaz, María Milagros López y Ramon Albajes. Este libro ha sido promovido por la Real Academia de Ingeniería de España con motivo de la declaración de 2020 como Año Internacional de la Sanidad Vegetal por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y para su preparación y publicación ha contado con la ayuda de Agrotecnio, Centro de Investigación en Agrotecnología de Lleida, uno de los centros CERCA de investigación de excelencia de la Generalitat de Catalunya.
Al promover la elaboración de este libro, la Real Academia de Ingeniería de España se suma a la motivación que subyace en la mencionada declaración, cual es resaltar el papel clave de la Sanidad Vegetal en la mejora de la seguridad alimentaria, la protección del medioambiente y de la biodiversidad, y el impulso del desarrollo económico. En esa línea, con el diseño de contenidos del libro los autores se han propuesto incidir sobre el papel que la Sanidad Vegetal desempeña en la agricultura y la silvicultura, al tiempo que vislumbrar el que puede tener en el futuro próximo sobre el que parecen pender cambios sustanciales en el sistema agroalimentario mundial. Por su razón de ser, la Sanidad Vegetal es pilar fundamental para contrarrestar los efectos negativos globales de plagas, enfermedades y malas hierbas, que todavía son insuficientemente percibidos por la sociedad, desafortunadamente.
La Sanidad Vegetal es una macrodisciplina que concierne a un conjunto de fenómenos complejos de naturaleza parasitaria o no parasitaria, que inciden negativamente sobre la productividad y la sostenibilidad agroforestal, y que se denominan: (i) plagas cuando son causados por insectos o por ácaros; (ii) enfermedades cuando lo son por un gran grupo de microorganismos (bacterias, hongos, oomicetos, protozoos, virus, nematodos, etc.); o (iii) malas hierbas cuando son plantas no deseadas las que compiten con los cultivos y masas forestales. Dichos efectos negativos conciernen de una parte a la reducción de las cosechas, que a nivel global han venido significando unas pérdidas de algo más de un tercio de las potencialmente alcanzables en un conjunto de cultivos importantes para la alimentación y la industria. Durante los últimos 60 años, este nivel de pérdidas se ha mantenido estancado a pesar de los avances que se han producido en el conocimiento y las tecnologías para el control de plagas, enfermedades y malas hierbas, que se ha atribuidos en gran parte a los cambios que vienen teniendo lugar en la agricultura y la silvicultura para afrontar los retos de productividad y sostenibilidad. Ejemplos de tales cambios son: (i) la emergencia de nuevos problemas fitosanitarios asociada a la introducción transfronteriza de agentes nocivos exótico; (ii) la variación medioambiental asociada al Cambio Climático; y (iii) la resurgencia de problemas fitosanitarios que se habían venido controlando satisfactoriamente, asociada a innovaciones en las tecnologías agrícolas, motores de la mejora de productividad. Según la FAO, las pérdidas anuales de cosecha ocasionadas por plagas alcanzan un valor medio de 70.000 millones de USD y las debidas a enfermedades se valoran en más de 220.000 millones USD,
Un efecto negativo adicional, que concierne principalmente a las enfermedades y es de más reciente impacto social, se refiere a un incremento de riesgos para la salud de los consumidores de los productos cosechados, bien por el contenido en ellos de micotoxinas que producen hongos contaminantes o endofitos, o por bacterias entéricas patógenas humanas asociadas a productos vegetales de consumo en fresco contaminados o infectados asintomáticamente. La constatación de este último riesgo ha derivado en el concepto de que las plantas pueden actuar como vectores de patógenos humanos, que son diseminados hasta los cultivos desde los reservorios animales y humanos con los que coexisten en los agroecosistemas, y además indica que la relevancia social de la Sanidad Vegetal trasciende la reducción de productividad agroforestal por las pérdidas de la cosecha potencialmente alcanzable.
En la elaboración del libro, los autores han pretendido que sea atractivo para lectores con un nivel alto de formación y no necesariamente familiarizados con la Sanidad Vegetal, y al mismo tiempo promover la visibilidad y el conocimiento de la razón de ser de la Sanidad Vegetal entre personas que eventualmente tengan oportunidad de tomar decisiones respecto de ella. El libro está estructurado en tres partes (A-C), y consta de 12 capítulos ilustrados con más de 200 fotografías configuradas en 35 imágenes compuestas y un epílogo final en el que se resumen las principales conclusiones. Dichos capítulos no pretenden consistir en exhaustivas revisiones bibliográficas –si bien cada uno cuenta con bibliografía actualizada cuidadosamente seleccionada-, sino en una visión personal y crítica de cada tema basada en los conocimientos y experiencias acumulados por los autores en más de 40 años de ejercicio profesional.
Los autores han pretendido que sea atractivo para lectores con un nivel alto de formación y no necesariamente familiarizados con la Sanidad Vegetal, y al mismo tiempo promover la visibilidad y el conocimiento de la razón de ser de la Sanidad Vegetal entre personas que eventualmente tengan oportunidad de tomar decisiones respecto de ella
Este libro ha sido revisado por tres académicos relacionados con la agricultura y la silvicultura, y cada capítulo ha sido revisado por al menos uno de un total de 20 investigadores y técnicos, en su mayoría miembros de las Sociedades Españolas de Fitopatología (SEF), de Entomología Agrícola Aplicada (SEEA) y de Malas hierbas (SEMhs), que son expertos reconocidos en los temas que han revisado. A todos ellos deseamos expresar una vez más nuestro profundo agradecimiento por su generosa disposición y por contribuir a mejorar el libro con sus aportaciones y sugerencias.
La parte A consta de dos capítulos, titulados La Sanidad Vegetal y los objetivos de la agricultura y la silvicultura del siglo XXI: promover la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de los sistemas agroforestales, y Retos de la Sanidad Vegetal a nivel global y en España, en los que se justifican: (i) cómo la Sanidad Vegetal contribuye al aumento de la productividad agrícola y forestal, y a la eficiencia de los recursos empleados para ella, al reducir las cuantiosas pérdidas de cosecha que ocasionan las plagas, enfermedades y malas hierbas, y potenciar los servicios agroecosistémicos; (ii) cómo las disciplinas científicas que configuran la Sanidad Vegetal operan para que esta alcance sus objetivos; y (iii) cómo las amenazas actuales a la agricultura y la silvicultura se constituyen en retos a resolver de forma muy particular por la Sanidad Vegetal.
En la parte B se expone cómo la Sanidad Vegetal está respondiendo a cuatro grandes retos que hemos identificado, incluyendo: (i) Los organismos nocivos exóticos y la Bioseguridad Vegetal; (ii) Las repercusiones del Cambio Climático en los efectos de las plagas, enfermedades y malas hierbas; (iii) Los Productos Fitosanitarios y los Bioplaguicidas y su papel en la Sanidad Vegetal del siglo XXI; y (iv) La situación actual y retos de la Sanidad Vegetal en la Agricultura Ecológica.
En la parte C se abordan las perspectivas en la mejora de la Sanidad Vegetal mediante innovaciones biológicas y tecnológicas, que en la actualidad ya se están comenzando a consolidar, e incluyen: (i) Las nuevas tecnologías para el diagnóstico de plagas y enfermedades de plantas agrícolas y forestales; (ii) Las tecnologías de la información, las comunicaciones y la agricultura de precisión; (iii) El desarrollo y utilización de cultivares resistentes a organismos nocivos como elemento clave de la Sanidad Vegetal; (iv) El control biológico de plagas, enfermedades y malas hierbas; (v) La epidemiología de las enfermedades y dinámica de poblaciones de artrópodos fitófagos (redactado en parte por el Dr. J.A. Navas Cortés); y (vi) La integración de medidas y medios de control y del manejo del agroecosistema como estrategia clave de la Sanidad Vegetal.
El libro concluye con en un Epílogo en el que se discute El reto multifacético de la seguridad y salubridad alimentaria global mediante la protección de las plantas con estrategias sostenibles. Confiamos en que su lectura, y la de los capítulos que lo anteceden, haya contribuido a informar y sensibilizar al lector, y a estimular sus reflexiones sobre: (i) los retos que tiene planteados la Sanidad Vegetal; (ii) la comprensión (o por lo menos la intuición) de la complejidad de las soluciones que se están investigando y aplicando; (iii) las exigencias crecientes de la legislación mundial y en particular de la Unión Europea; y (iv) la necesidad de conservar y hacer posible el aumento de los servicios ecosistémicos que proveen la agricultura, la silvicultura y los ecosistemas naturales para nuestra subsistencia. Sin dicha sensibilización no será posible aumentar la sostenibilidad y productividad del sistema agroalimentario.
Rafael M. Jiménez Díaz. Catedrático (emérito) de Patología Vegetal, Premio Rey Jaime I de Protección al Medioambiente y Fellow de la American Phytopathological Society (APS). Departamento de Agronomía. ETSIAM, Universidad de Córdoba.
María Milagros López. Profesora de Investigación, Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), Departamento de Bacteriología del Centro de Protección Vegetal y Biotecnología (jubilada).
Ramon Albajes. Catedrático de Entomología Agrícola, Universidad de Lleida, Agrotecnio CERCA Center.